Cuentos y Relatos



















                                                                Relámpago del Catatumbo












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-         Yo me encontraba allí, cuando oigo que una voz femenina está llamando para ver si había alguien en esta casa      -cuando la oí, me dije a mí mismo: “¿Quién carrizo será la que grita así…?  Pues venía toda desaforada…”-     pero en vista de eso, decidí salir.  (Cómo de hecho hice) – Leandro tomó tiempo para expandir sus pulmones y aspirar grandes bocanadas de aire, ya que esa es su forma de hablar, así tan atropellada.
Dándole mucho énfasis a cada una de sus palabras pronunciadas.
Aprovechó para mirar de un lado a otro y verificar que mantenía la atención de todos los que allí se encontraban.
Presenciaban este acto, Luis quién llevaba la voz cantante y en un segundo plano estaba  Moraima, quién se encontraba a mas o menos metro y media, por su apariencia daba a demostrar que no estaba pendiente del todo.
Y un poco mas alejado estaba  Andrés     -a mas de dos metros de distancia-   y  un poco mas alejados un grupito de mas o menos unos seis, entre hombres y mujeres.
Todos ellos por una u otra causa, allí se congregaban.
Y es que se encontraban en el frente de la casa de Leandro, y mientras ellos estaban allí, pasaba uno que otro vehículo.
Y todo se desarrollaba de una forma normal y habitual.
Era aproximadamente las cuatro de esa tarde de un lunes.
-         …Pero la tipa esa  (refiriéndose a la susodicha que gritaba en el frente de su casa) me hablaba así, con esa su voz de “malandra” y con media panza afuera… 
(Ya sabes, por la moda que suelen utilizar esa gentuza.)
Y me miraba de medio lado. ¡Pues no te miran de frente!
Me hizo una serie de preguntas, inconexas. Sin sentido…    - ¿Y yo?
Me preguntaba: “¿A dónde quiere llevarme esa mujer…?”-   
(Y fue cuando me puse: “¡Pilas!”)
-         …Mira…Y cuando viene… (Y yo; ya me encontraba molesto.)
-         ¿Y qué quieres que “mire”? – Y fue cuando la misia esa comenzó a mover la trompa de un lado a otro   -como si estuviese masticando chicle-     mientras giraba sus ojos hacía la izquierda para luego chequear a su derecha  (Ya me tenía molesto.  Desconfiado…) hasta que vine y me armé  de valor y  le espeté…
-         ¡Chica y qué es lo que tú quieres? La tipa se sorprendió y hasta podría asegurarte de que se asustó, pues   -pienso-  que le rompí su estrategia…
Y se me puso: Amarilla. Pálida.
Y tartamudeó (Y me dije: ¡Ay papa!)…Como vi que miraba con mucha premura hacia la derecha…
¡Inmediatamente miré!  ¡¡Qué sorpresa me llevé!!
…Hermano… ¡Venían dos tipos!
¡Dos monos…Feos. Horrorosos!
(¡Uy qué fea apariencia! Uno horripilante y el otro… ¡Peor!)
Para mí que eran malhechores, pues caminaban con ese tumbao, con esa desfachatez con que se visten ellos. Y miraban con esa fea mirada…
Cuando la bicha esa se dio cuenta, de que ya yo los había visteado…
¡Corrió y se fue! Ni siquiera se me despidió.
¡Zuas! Se me desperdigó.
Y yo pendiente al ver eso, comencé a gritar:
-         ¡María y qué pasa con la policía! ¿Por qué no han llegado ya?
-         ¿Y qué hicieron? – Le preguntó angustiado Luis.
-         ¿…Qué…Qué hicieron…? Ya vas a ver. La desgraciada esa pasó rozándolos por el brazo (A esos tipos) mientras les gritaba:
-         ¡Corran que ya nos descubrieron!
-         ¿De verdad? Leandro y qué hiciste entonces…
-         ¿Qué, qué hice…? ¡Me les pegué atrás!
Les quería torce el pescuezo. Destruirlos. 
…Y cuando ellos me vieron así…Arrancaron a correr como unos locos.
Los perseguí mas de cinco kilómetros. ¿Y vas a creer que se pararon para “defenderse” de mí…? – Moraima que se encontraba un tanto retirada, miró con una sarcástica risita, Andrés en el acto volteó y comenzó a mirar hacia un espacio infinito, y el resto se distanciaron y comenzaban a echarse chistes entre ellos.
Luis de estos  pequeños  detalles  cuenta se dio, y se dedicó  a analizar, sus gestos.
Leandro continuaba muy arrogante narrando su versión.
Ignoraba lo que a su alrededor, se apreciaba.
-         ¡…Es que si yo, es qué!  ¡…es que…que…!  (Me da una rabia…)
¡Si llego a agarrarlos…! – Gesticulaba con sus manos…Parecía estar haciendo fuerza, como si estuviese degollando una gallina mientras resoplaba con furia tal como lo hace un toro de lidia, mientras los demás lo veían…
Una mueca a cada uno se les dibujaba en su rostro…Meneaban su cabeza.
Y algo entre ellos…Compartían.
…Es que un gesto inspira muchos pensamientos…Y mas cuando va acompasado con hastío…







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