¡No es así!

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“Te conocen: ¡Mentira!”

-      Me ofreciste: Una vida digna…

¡Qué sería “La Señora en tú vida”!

¡Qué sería “La Reina de tu Universo”!

Qué bajarías para mí la Luna.

Qué me darías todo lo que te pidiera.

¡Qué siempre sería la Mujer mas feliz de este mundo!

Qué sería envidiada por todas las mujeres.

Que sería inmensamente Feliz y Radiante.

-      ¿Y qué has tenido hasta ahora…?

-      Lo que he tenido es: Miseria. Abandono. Desidia.

Nunca me has comprado un “vestido decente”

No me das dinero. No me sacas a bailar.

Ya ni el Amor me haces. Me tratas con indiferencia.

No me sacas a comer afuera  -¡cómo antes lo hacías!-

Ya no reímos como antes. No me diviertes como antes lo hacías.   

Eso es lo que he obtenido hasta este momento. Y me pregunto: ¿Por qué me has engañado…?

-      No te he engañado.

-      ¿Ah, no? Pues déjame decirte que si…

-      Te ofrecí un cambio en tú vida y… ¿Lo has tenido?

-      ¿Y a qué precio…?

-      Me rogaste que te sacara de tú casa…Y eso hice.

-      Antes vivía mucho mejor que ahora. (Y no en esta…Pocilga.)

-      Fue la vida que escogiste.

-      ¡Me engañaste! Me ofreciste un cambio de vida…

-      ¿Y no las has obtenido acaso…?

-      Antes vivía en una casa honorable. Y ahora existo en medio de la inmundicia. ¡Entre cochinos, gallinas, perros y gatos!

-      No te he engañado.

-      Cierto. Pero me aseguraste que al tenerme a mí, ibas a hacerlo.

Me has usado todo el tiempo que  has querido.

He sido tu “objeto sexual” y ahora que ya estoy gorda, vieja y fea… ¡Ya no quieres estar conmigo!

-      Eso no es cierto del todo. ¡No señor! Lo que prometí te lo he cumplido. ¿Qué culpa tengo que ahora te dediques a comer y a comer como una vaca…? ¿También soy culpable de eso?

-      ¡Mentira! ¿Y sabes por qué estoy comiendo tanto?

Porque no tengo nada mas en que entretenerme…

¡Porque me has echado al olvido!

¿Ah ya no te intereso…?

¿Será que ya tienes a mi reemplazante…?

Ni siquiera tengo agua y me mantienes encerrada en un rancho de latas. Alejada de la ciudad. De lo que siempre me ha gustado. La gente. La moda. La sociedad.

-      …Bueno ahora tienes tu propia “sociedad”

-      …Cochinos, gallinas, gallos, excrementos por doquier.

No era eso lo que deseaba en la vida.

Yo ansiaba el glamur, la moda, zapatos, hermosos vestidos.

Una mejor vida…Y no esto…

-      Eso te lo dije. Y eso es lo que siempre has tenido.

No te he engañado. Lo que te ofrecí: ¡Aquí lo tienes!

…Sólo que tú vives de: La apariencia. Del “qué dirán”

¿O no es cierto?

-      No esperaba vivir eternamente en medio de esta inmundicia. Aspiro algo mejor… - La joven bajó sumisamente su rostro.

Le reconocía el que no la hubiese engañado.

Pero, en su forma de pensar, siempre ambicionó hacerlo cambiar. Hacer de él; un Hombre exitoso. Y no “esto”.

En sus adentros reconoció que por ese lado, él tenía razón.

No hubo el tal engaño. ¿Pero y ahora, qué iba a hacer…?

-      ¡Me voy de esta pocilga!

Voy a llamar a mi padre y le voy a contar todo lo que me has hecho…

¡Él te va a buscar y te la va a cobrar! Ya lo verás… - Comenzó a sollozar de una forma inconsolable. Mientras su pareja la observaba de una forma muy insistente. Esperó a que bajara su intensidad, y luego se le fue acercando de una forma cariñosa.

-      Ya mi linda. Ya. Deja de llorar… - Ella aceptó las caricias y comenzó a gimotear. (Una tenue y furtiva sonrisa, comenzó a dibujarse en su rostro marchito.) Mientras él le acariciaba sus largos cabellos, luego enjugó sus lágrimas y le besó cada mejilla con mucha ternura, diciéndole…

-      ¡Tienes razón! Vamos. Vístete. Que vamos a comer fuera de esta casa. Te invito a que vayamos… ¿Adónde te gustaría ir?

-      (¿Viste de que tenía razón…? No estaba equivocada.)…Vamos al restaurante donde íbamos antes de casarnos… ¿Te recuerdas…? – Él se quedó pensativo.

Y en el acto le respondió…

-      ¡Dónde la señora ordene! – En el acto ella dejó de llorar y corrió a ponerse algo encima.

-      Y tienes razón en otra cosa: ¡Toma! Hoy tú vas a pagar – Y le dio el fajo de billetes que portaba en uno de sus pantalones.

Ella contenta lo tomó. Buscó entre sus vestidos el que mejor estuviese…Y se lo puso.

…Él la observaba maravillado.

-      Vamos a ir para comprarte el mejor trapo que exista en este mundo. ¡Vamos a buscar la estrella mas linda, para mi mujercita!

-      Pero mi amor… ¿No sería muy caro? (¡Yo tenía razón!)

-      ¡No importa: Mi mujer se lo merece! Le voy a dar lo mejor que este mundo le pueda dar. Voy…A comprarle la mejor ropa…

-      No. Mejor vamos a un bazar de ropa usada.

Y me compras uno que no sea muy caro.

¡Recuerda que tenemos muchas cosas que pagar!

…Tenemos que ahorrar… - El se sonrió y le susurró…

-      Lo que la mujer mas linda de este mundo decida.

¡Usted abre esa boquita y pida: Que su esclavo obedece!

-      Mi esclavo: No. Mi Amo y Señor. – Y se fundieron en un beso de reconciliación. Juntaron sus cuerpos en un frenesí amoroso.

Sus diferencias se fueron diluyendo en medio de un cauce natural. Pronto la alegría y la felicidad, comenzaron a emerger.

Y ya transcurrido un rato, él le propuso…

-      Sabes Amor…Tenemos que pagar una cantidad de cosas.

¿No sería mejor salir…En otro momento mejor…?

-      ¡Eso te iba a decir!  …Por qué mejor no dejamos eso de salir a gastar  tanto dinero, y nos quedamos.

¿Qué te parece que si nos preparamos unos huevos revueltos…? ¡Y así ahorramos!

¿Te parece bien…? Tú mujercita, te sale barata. ¿No crees?

-      Pensándolo  mejor…Tú como que tienes toda la razón del mundo. ¡Cómo siempre…Aciertas en todo! – Y ya que por fin estaban de acuerdo, ella corrió a buscar los huevos en sus nidos, mientras él…Reflexionaba…

-      Sabes Amorcito Lindo y Bello…

-      Dime maridito Lindo y Bello…

-      ¡Qué siempre eres tan asertiva!

Yo cómo siempre había pensado en sacarte.

Comprarte los mejores trapos. Llevarte a los mejores centros comerciales…En fin; para que te compres todo lo que te hace falta…

-      Ya lo sé. Ya lo sé…Pero es mejor que guardemos el dinero.

Nos hacen falta tantas cosas.

¡Toma! Este fue el dinero que me diste.

Mejor lo sigues administrando tú.

Eres mejor administrado el dinero. – Y se lo devolvió.

Él se hizo de rogar. Protestó. Juró Amor Eterno…

Pero a la final… (Después de muchos ruegos…)

Lo recibió.

(Internamente: Ambos se sintieron ganadores.) 

A su manera.

…La normalidad volvía a sus predios.  

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