En reposo.

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-        Señor… ¡Señor! – Escuché claramente que alguien me llamaba mientras me encontraba sentado debajo de un árbol frondoso, el cual me daba un respiro en este largo caminar, bajo este sol tan inclemente.
Reconozco que en un principio, escuché el sonido, pero es que me encontraba tan embelesado con esa brisa tan refrescante que me secaba de los sudores tan extremos, hasta tal punto que mi ropa la tenía empapada, cuando ya había tomado mi decisión a responder ante tan insistente llamado…Descubro que es una mujer   -de apariencia normal-   (Digo que no tenía nada extraordinario, era de mediana edad. Correctamente bien vestida.) 
Ella parecía que me miraba…Pero no sé, el por qué pero entendí en el último instante, que conmigo no era la cosa.
Por lo que me quedé en el debido suspenso...
-        Señor… ¿Por qué no me escuchas…? – (Y pensé: “Ave María”)
-        Será porque soy “tan poca cosa”
¡Pero es que tú me prometiste que siempre estarías pendiente de mí! – Captó en el acto toda mi atención.
Traté de comportarme lo mejor posible…Pero algo muy dentro de mí, me hacía pensar, ¡qué yo no era el objetivo de esta señora!
(Pero… ¿Y por qué me mira a mí…?) – En un instante posterior, cambió de opción. Y se quedó mirando hacía uno de sus lados.
Se rascó con fuerza su cabeza, su larga cabellera se meneaba con insistencia.
Comprobé que no lo tenía enmarañado, al contrario se veía a todas luces, que iba muy bien trajeada.
-        ¿Qué hago aquí…? ¿Quién me trajo hasta acá…? – Miraba con ese tipo de mirada perdida. Extraviada.
-        ¿Qué carrizo haces tú…? – Me miraba con sus ojos exorbitados.
¡Temí por mi integridad! ¿…Qué podía hacer…? Miré a varias partes   -con el rabito de mis ojos-  (¿Pero de dónde salió esta criatura…?)  ¡Quería desaparecer!
Permutarme en medio de este paisaje.
La tenía a mas de ocho metros, me miraba con sus ojos inyectados en sangre.
(Su rostro había cambiado en cuestión de un micro segundo!)
Intenté moverme   -pero es que ni uno solo de mis muchos músculos… ¡Se movió!-  me encontraba anquilosado.
Convertido en piedra. Sólo mis ojos se movían.
(¡Qué horror! ¿Y ahora…Qué puedo hacer?)
¡Cuando lo único que deseaba era…!
-        ¡Ah no! Tú no me vas a engañar de nuevo… - Viró de repente a su lado izquierdo. Vociferaba cosas ininteligibles.
Disociada con esa realidad en la que me encontraba imbuido.
Pero debo reconocer: Que ese cambio me beneficiaba, ya que yo dejaba de ser su primer plano…
-        ¡Ufff! ¡Qué alivio! – Pensaba aliviado pues creía que así como había aparecido…Desaparecía…Por ahí…
(Bueno es reconocer, que ese fue mi primer deseo. ¡Pero!)
Y la siguiente acción, desbarató toda el andamiaje que me había creído, ya que de repente comenzó a caerle a golpes. Lo pateaba.
Y de repente…Se quedó estática.
Me dio la impresión de que caería desfallecida, por tanto esfuerzo. Por tanta energía gastada.
Y de hecho, se inclinó. Bajó profundamente su cabeza.
Su larga cabellera descendió hacía el piso.
La suave brisa, le desenredó sus greñas recientes.
Y en esa posición se quedó por unos largos y tediosos instantes.
(Y cuando pensé que era el momento propicio para largarme de ese sitio…)
¡Se movió como un resorte!
…Y mirándome fijamente me dijo…
-        ¡Buenas tardes! – Me miraba con una serenidad asombrosa. ¡Hasta me hizo confiar que estaba recuperando su sindéresis!
-        …Buenas tardes… - Le respondí en medio de mi extrañeza.
-        El buen señor, me puede dar la hora… - En verdad que me desconcertó y me quedé en una especie de limbo.
No supe que responderle…Me quedé sin habla.
En ese momento vi que venía una doña, con unas cuantas bolsas y  pasaba por allí, sin percatarse de nada…
Esta mujer la miró de arriba abajo, vio cuando pasaba distraídamente enfrente mío…Y cuando ya había caminado una decena de metros…Corrió hacía ella…Y…
Le agarró el vestido desde su cuello y lo jaló con tanta fuerza: ¡Qué partió su vestido en dos! ¡La desnudó…!
Y todo aconteció en un micro segundo.
La dejó literalmente íngrima. (¡Qué horror! ¡Qué espanto!)
Y prorrumpió a reírse a carcajada.
(¿Y yo…? Me quedé lívido… ¡En una sola pieza!)
Y todos los que estábamos allí…Fuimos testigos de este hecho.
La pobre doña, soltó en el acto las bolsas y trató de recoger su ya desgajado vestido…Trataba de cubrir su ya desnudo cuerpo.
Mientras miraba con sus ojos desorbitados. Asustada.
Temerosa de que algo peor le fuera a pasar.
La extraña y estrafalaria mujer, comenzó a patearle cada bolsa, mientras la pobre se daba a la fuga desesperada.
…Y descubrí con HORROR…Qué apenas estaba a escasos metros…De ¡esa cosa!
…No supe qué hacer…Mientras sentía que mi sangre se me helaba…No podía moverme… (¡Dios Santo!)
En ese preciso instante se volteó a verme…
(¿…Y ahora…Qué será de mí…?)
Su mirada era vidriosa. Nebulosa.  Extraviada.
Quedó en un extraño proceso de  invernar.
Cómo si todo quedara en un limbo extraño, en ella.
Y de pronto…Comenzó a gritar, peleando con alguien…
-        ¡No te he pedido la hora a ti! ¡No seas entrépito! ¿Verdad Señor?
Es muy entremetido. Se mete en todo. ¿Verdad Señor? – Y volviéndose a un lado, comenzó a gritar…
-        ¡Respétame que yo no soy tu mujer! ¡Qué no! ¿Verdad? – Y me miraba con insistencia, esperando mi respuesta…
-        Ajá… - Atiné a responderle.
-        ¿Viste? Yo no te conozco ¿y quieres que sea tuya?
¿Estás loco? ¡Respétame! ¿No te das cuenta que soy una señora?
¡Qué me dejes en paz, sin no llamo a la policía! – Y luego mirándome fijamente me dijo…
-        Señor ¿Usted puede decirle a este tipo, que me deje en paz? – Y casi al instante comenzó un monologo con alguien o algo            -al cual yo, no veía-     y para ser sincero…Ya hacía un rato que además de que temblaba, sudaba de nuevo, pero en esta ocasión por la bendita tensión nerviosa.
Algo internamente me decía que me quedara tranquilo, que no corriera, tal como lo estaba pensando…
(Pero para ser sincero: ¡Quería arrancar en una loca carrera!
Huir de esta intrépida locura.)
¡Y…De repente…!
Se abrió un boquete en el mismo sitio en dónde estaba la frondosa mata,  muy cerca de mi…
(Instintivamente…Me moví…   -¿O me movieron…?-  Nunca lo sabré…)
¡Una humarada densa emergió como si fuese un efecto devastador!  Extraños vientos huracanados.
La temperatura se elevó casi podría afirmar: ¡Qué eso estaba hirviendo!
Un proceso indefinido se estableció. No supe cómo, ni dónde.
Un silencio profundo reinó por doquier…
Un ventarrón de proporciones gigantescas…
Y el tiempo pareció detenerse.
Sentí como si una fuerza muy poderosa emergió y en el acto se tragó todo… ¡Todo lo absorbió!
Una risa macabra se dejó oír…Y sentir…
(Sentí como si me estuviesen chupando mis vísceras. Sentí dolor. Aprehensión. Súbito horror. Aterrorizado, traté de asirme a algo, con tal de que no me arrastrara tan extraño efecto…)
Y de repente.
Todo se consumó.
Y los que estábamos por la periferia…Contemplamos atónitos.
Muchos quisieron acercarse para ver por sus propios ojos…
Pero en el pavimento. Ya no había nada.
Ni señal. Ni muestras. ¡Nada!
Unos cuantos se acercaron para indagar todo.
Querían que yo les explicara lo que habían presenciado.
¡Ellos querían eso…Y yo ansiaba huir de allí!
Yo los dejé botados. ¡Corrí desaforadamente!
No quería participar de nada mas.
Ansiaba alejarme de todo ese aquelarre…





















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