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Me encontraba tomando una taza de ese rico y espumante  liquido… ¡Espeso, cargado y negro! Que cada mañana embelesa mi espíritu y da los buenos días a todas mis energías, y cuando ya llevo consumido la media taza, veo que llega hasta mi mesa (Me olvidaba relatar, que me encuentro en una cafetería, en pleno centro de esta ciudad.) una querida amiga: Sonia.
Me llega muy contenta e inmediatamente le hace dos señas al camarero: La primera que ella quería lo mismo que estaba consumiendo y la segunda para indicarle que me la anotara a mí cuenta. El trabajador me mira, esperando mi confirmación, y le hice la seña: Positivo.
Ella se sintió satisfecha y procedió a sentarse, después del riguroso saludo.
-      ¿Sabes la última? – Me dijo en medio de una amplia sonrisa suya…
-      ¿Y cómo he de saberlo…? (Sabrás que no soy adivino.)
-      Pues te la voy a soltar de inmediato. - Se acomodó lo mejor que pudo y luego de curiosear con su mirada, nuestro alrededor, me miró con picardía y comenzó…
-      ¿Te recuerdas de: Miriam…? La pecosita. La que siempre anda con dos colitas. ¿Ya…? – Ante tanta insistencia, le respondí por señas de que sí, y en ese momento llegó el mesonero trayéndole su espumante bebida, y ella le hizo señas de que le trajera una suculenta ración de tortas, que estaba en el aparador…Siempre haciéndole la seña…De que la cargara a mí cuenta… Esperamos a que se la trajera…
…Y me tocó aguardar a que le diera el primer mordisco…
-      Bueno. La pobre ha llevado la vida “hereje”
¡No ha tenido suerte! Primero se enamoró del desgraciado aquel…Que le dejó con la barriga. ¡Y se desapareció!
Le nació una niña linda y bella. ¿Y su papi?
¡No apareció por ninguna parte! – En vista de que le había agradado la dichosa ración, procedió a seguir consumiéndola.
-      ¿Y? – Me vi precisado a cortarle su inspiración (Se encontraba embelesada en su sabor.) Procedió a hacerme señas, mientras llamaba entusiasmada al señor que atendía nuestra mesa.
-      ¡Señor! ¡Señor! Qué rica. Está muy sabrosa. ¿Me puede traer otra ración…? Pero para llevar.
¿Me la envuelve por favor? – Otra vez el empleado me miró para esperar mi aprobación. Otra vez asentí.
-      ¡Tan bello! – Y siguió en lo suyo, mientras yo…Seguía esperando a que continuara con su relato.
-      Bueno, cómo te iba refiriendo. Después la malograda chica, encontró a Jaime (Otro mas) ¿Y qué pasó…?
-      Hiervo en interés, por saberlo. – Le espeté en vista de que si no le decía algo…Pues tampoco continuaba en su relato.
-      Que la dejó botada de nuevo. (Gracias a Dios que no quedó encinta) …Y luego tuvo uno que otro “enamoradito”
¡Sin importancia, ni relevancia! – Ya terminó su tortica y la veo que mira con insistencia al mostrador… (Otra mas…) Pensé.
Y de repente llama otra vez al mismo hombre y haciéndome señas de que la esperara, se levantó y pidió otro dulce mas…Y   se consiguió otra mas apetecida…Y también la pidió… (Para llevar, por favor)
-      ¿Y…? – Le pregunté ya molesto. Al ver mi premura, me hizo señas de que no fuese necio, que ya vendría conmigo de nuevo.
-      Lo que te quería decir, es que: ¡Se consiguió a otro mas!
En esta ocasión, el tipo la dignificó.
-      La “dignificó”: ¿Y eso qué significado tiene?
-      Que la recogió. Que le dijo que ya no necesitaba salir a trabajar mas y que en adelante él la iba a mantener, junto a su niña.
-      ¿Y?
-      Que eso hizo. ¡Ay ya va! Deja que pruebe esta dulzura. (Aguafiestas que eres tú.)
¿No quieres una para ti…? ¡Porque ya mismo llamó al joven a que te traiga una para ti!
-      ¿Me la vas a brindar?
-      Por supuesto. ¡Pero la pagas tú!
-      No gracias. Ya con mi cafecito estoy listo.
-      Tú te lo pierdes. Y cómo te iba contando. Ella parecía que se había sacado la lotería. ¡Pero…!
-      …Hay un pero… - Le dije.
-      Sí que lo hay. Y bien grave. Porque el señor…Le salió peleón. Pero con ella. La golpea. Le da de bofetones. ¡Es un animal!
-      …Pero a ella le gusta…
-      ¿Cómo le va a gustar? ¡Es la necesidad! Porque la necesidad tiene cara de hereje. – No le quise agregar mas, pero en mis adentros comencé a analizar esto. “¿No es que ella trabajaba?
Quiere decir que ella misma se mantenía. ¿Y ahora?
Él la mantiene… ¿Pero a qué costo?
Hummm. No me gusta esto. ¡Pero en fin…!
Si a eso a ella le gusta…” – Mi amiga dejó de masticar y mirándome fijamente, comenzó a lanzarme sus propias elucubraciones y echándome en cara, comenzó a protestar en esta forma…
-      ¿Qué te está atravesando por tu cabeza, ah?
Porque  mira que tú eres muy mal pensado.
¡Seguro que ya la estás crucificando!
Porque ustedes los hombres  ¡todos son iguales!
No pueden ver a una mujer sola, guerrera como lo es ella, cuando ya mismo comienzan a lanzarle “sus epítetos” tan indignantes.
¡No respetan a nosotras: Las mujeres!
Porque sabrás que nosotras hemos venido a este mundo a llevar ¡Candela y Palo! ¡Así es! ¡Así es!
¿Por quiénes?
¡Por los malayos ”MACHOS”! Porque eso: ¡Son ustedes! 
UNOS MACHOS. Qué solo pelean con mujeres.
¡Y ya me hiciste enojar! Me voy.
Señor tráigame mi pedido que ya me voy.
¡Este señor va a pagar todo! No le debo a nadie.
(Y para qué sepas: Yo no tengo Macho. Yo me mantengo sola.
Y no necesito de nadie para mis cosas. ¿Estamos?) – Y dando media vuelta…Se fue.
Me tocó pagar mi cuenta. E irme.
















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