Cuando el Amor no es correspondido.


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“Molicie”


En los suspiros de un Romeo perdido…
Cuando el Amor no es comprendido…



Me siento muy feliz. Extraordinariamente en plenitud de todos mis sentidos.
Extrañamente Helen ha pasado por el frente de mi casa y casualmente nos hemos mirado en el justo momento en que coincidimos…
¡Qué hermosos ojos tienes…Con qué dulzura me has contemplado! Tus rayos me han atenazado.
…Y te he visto suspirar…
Tu soledad se me ha mostrado.
Te he contemplado con tu exhalación, que ha salpicado mi pobre corazón que ya está partido ante tu ausencia sin par.
Y me pregunto: ¿Existe la casualidad…?
Extrañeza me causa. Es mas me siento…Inundado.
Con sorpresa he sido dominado, tentáculos ardorosos me han atenazado.
…Y a decir verdad: ¡Ante ti me he rendido!
Postrado de sentimientos inconclusos y ya perdidos.
Permíteme, que en mis recuerdos me enseñoree.
En nada perturbo. Pues en mi radica, todo ese volcán que a punto está de estallar.

En un instante hemos coincidido.
Extraño sortilegio, me parece que ha sido el angelito  aquel que con su arco y flecha, a ambos ha embrujado.
Travieso sí que es.
(¡Ah  buena hora ha aparecido! Que con su certera puntería a los dos nos ha conminado…)
Porque yo, al igual que ella, ¡he sido gratamente  sometido!
Y por la dulzura de su mirar, ¡es que me ha dejado estupefacto!
Excelsa es su forma de controlarme.
No encuentro nada que lo enfrente.
…Por ello, dulcemente he sido embrujado.
No logro apaciguar mis emociones, las cuales revolotean en forma desbordantes.
¡Qué alegría, qué emoción!
Mi corazón tiembla de pasión. Mis manos también.
Y estoy sintiendo que mis piernas completas ¡también!
Vibro como vibran las cuerdas de un violín, que en su diapasón su melodía descubre.
Cómo el volar de una bandadas de codornices, que revolotean curiosas de pasión.
Esto es muy lindo, muy enternecido me arropo con mis manos, tratando de apaciguar todo este desdén…
¡Qué emocionado me siento!
Pienso que ella también esté en la misma onda en que me encuentro. Esto me reconforta.
…Y el pensar que estamos en la misma onda…Me reconforta y me alienta a seguir en esta lucha.
¡Ah me imagino que al igual que yo, se está yendo en puros suspiros!
Por cuanto temo ¡es mas! Me embarga la emoción al saberme su elegido.
¡Porque eso soy: Su elegido!
…Lo curioso es: ¿Por qué lo he sido…?
¿Qué habrá visto en mí, que le emociona y la embargan sus muchos deseos…?
He suspirado y he constatado que ella también.
Mi corazón se me ha dilatado, y estoy seguro de que a ella también.
Es mas, tan seguro estoy, que con la forma en cómo nos hemos contactado en forma visual, que ella también ha suspirado.
Somos almas gemelas. Que en estos mundos revoltosos…A la final nos hemos reencontrados.
Y el destino nos está reuniendo de nuevo.
¡Seguro que es así!
Porque me imagino que en alguna de nuestras reencarnaciones, seguramente que fuimos unos excelentes amantes.
Tanto que es menester el continuarlo.
Pero: ¿Qué habrá interrumpido ese valiente amor?
¿Será que fuimos amantes y en el acto hemos sido destruidos…?
¿Habría estado ella: Comprometida con alguien…?
¿O habré sido yo…?
Con toda seguridad, que me he tenido que batir en un duelo a muerte, por el honor de mi amada.
En estas duchas amorosas, algo he aprendido.
¡Yo estoy dispuesto a batirme a duelo de nuevo, si el caso se repite!
¡No le temo a nada ni a nadie!
Y cuando yo amo, me entrego en cuerpo y alma.
¡Claro que sí!
¿…Será que la rapté…?
Porque es posible que en la huida, su padre o su esposo nos haya descubierto…
Puede ser. Todo es posible en las lides de este amor ya legendario y que ya no me cabe en el pecho.
¡Ah qué de recuerdos tan hermosos!
…Esa forma tan bella con que me miró, y es que se me antoja que el mundo entero se detuvo.
Los vientos se aplacaron, para darnos esa oportunidad que tanto ansiamos.
¡Así ha de ser!
Seguramente que ella, está en las mismas condiciones que yo.
Puede ser que me haya reconocido.
¡Seguro que fue eso!
A lo mejor fue mi forma de mirarla, o de repente que ella fue la que me captó.
¡Cuánto te amo amada mía!
Que hasta los pájaros dejaron de cantar como fieles testigos de nuestro muy ancestral Amor.
No necesitamos confesión alguna.
Los latidos de nuestros corazones, son iguales.
Tanto es así, que ella  -al igual que yo-  se ha ruborizado. Me consta.
Tan sólo el que lo haga yo, es sinónimo de que ella traspasa mis mismos sentimientos.
…Pero es conveniente de que no me aligere tanto, aunque ciertamente ¡ella fue la que me cautivó!
Sus grandes y hermosos ojos azules  (¿Son azules…?)
¡No importa! Ya que quizás en “anteriores ocasiones” con toda seguridad que ambos fuimos hermosos.
Ella con su larga melena.
Amarilla como el oro. Que resplandece…
Sus cejas de fino corte. Qué enmarcan su mirada…
Sus labios rojos y subyugantes. ¡Ah y esos besos!
¡Y esa bella silueta con que el Dios Todopoderoso siempre le ha otorgado!
Ya no siento duda alguna, ¡nos hemos vuelto a encontrar!
En alguna de las tantas vidas en que nos hemos amado con esa pasión desbordante.
Mi piel acusa sus huellas que aún están muy claras en mi cuerpo.
¡Con cuanto amor!
No una, ni dos… ¡Miles y centenares de miles que ya lo hemos hecho!
Y es tanto que ni el tiempo ni la distancia nos ha logrado separar. Puede que hayamos nacidos en otros países o quizás en otro continente.
¡Pero lo importante es que siempre nos encontramos y nos unimos!
Nos fundimos siempre en ese intenso y avasallador acto amoroso. Y nadie podrá quitármela, como nadie le podrá a ella negar el derecho que tiene de volver a ser amada y valorada por el único amor que la ha acompañado desde la eternidad.
¡Ah que lindo y enternecedor es Amar!
Con ese amor que solo yo le puedo dar.
Y ella lo sabe. Le corre por sus venas, el recuerdo siempre latente de mi presencia en ella.
¡Recuerdo que ella siempre me ha amado!
…Quizás nos ha costado el volvernos a encontrar, pero cuando lo hemos logrado… ¡Arde Troya!
Nada ni nadie se podrá interponer entre nosotros.
Nos pertenecemos el uno a la otra.
Es un Derecho Divino.
Ella es mi media naranja…
Y yo soy su complemento ideal.
¡Nadie puede oponerse a ese derecho único que tenemos de amarnos eternamente!
Su mirada me taladra mis resistencias.
Estoy impedido a negarme.
Confieso que he caído en sus finas redes pletóricas de todo lo bueno y escaso que hay en esta tierra.
Pero solo ella y yo, podremos fundirnos en ese amor y en esa ternura que siempre nos ha caracterizado. – Mientras este “Romeo” se desgranaba en su amor, la vida continuaba impertérrita y la susodicha ya en su casa, recibía la visita de un joven.
Y es que ambos, ajenos a los pensamientos y suspiros de ese ajeno enamorado, se saludaban con la efusión propia de los enamorados.
Él la tomó por su cintura y con su mano le acarició esos tiernos labios antes de estamparle su beso ardoroso de pasión.
Ella lo recibió con todo el amor declarado.
Ambos pues, enamorados abiertamente estaban.
Son novios ante toda la sociedad.
Pero aquel que suspirando por sus venas rotas, ansiaba lo que no le correspondía.
Son cosas del destino.
Situaciones que nadie aspira, pero ausentes de los pensamientos de aquel “Romeo” que por ella dispuesto anda a entrar en duelo, ante cualquiera que quitarle lo mas preciado por él…Se atreva.
¡Pero qué bueno que el otro no los haya visto!
¿Qué pasaría si de esto él se enterara…?
¿Acaso su añejo Amor…Se empequeñecería…?
¡Qué traviesa es esta vida, cuyos destinos bifurca!
…A veces y en ocasiones es menester no saber las verdades de esta vida.












© Bernardo Enrique López Baltodano 2016



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