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“Reflexiones”




Hoy es: 31 de Diciembre de 2015, y estamos a pocas horas en que finalice (En nuestro lenguaje “muy humano” esta forma que tenemos en medir lo que no se puede medir y en “darle” forma a lo que no la tiene.)
Este año tan tumultuoso   -para algunos-,  triste  -para otros-,   venturoso  -para otros tantos-,      glorioso   -me imagino que para otros tantos-,  ¡en fin! Ya está por terminar lo que “en tiempos” de tiempos  se está por dar.
No controlamos   -lo que así creemos-   tan solo somos unos testigos    -invitados o no-   pero acá estamos, creyendo lo que no entendemos, aceptando lo que no debemos, negando lo que no deberíamos,  pero ese es “nuestro vivir” y por eso andamos desandando en un mundo en el cual poco entendemos, pero sin embargo vivimos, o por lo menos eso es lo que entendemos.
Somos testigos o  “ausentes” de lo que en ocasiones nos toca presenciar o que por casualidades de la vida, por alguna causa…Nos enteramos.
Estamos en medio o en la periferia, pero así es nuestro existir, siempre errante   -en pensamientos, en cuerpos o en nuestros deseos-   a veces somos asertivos, y en la gran mayoría de los casos lo eludimos. Intentamos cerrar nuestros ojos   -para no ver-  pero se nos olvidan nuestros otros sentidos…Nuestros oídos, que en ocasiones intentamos “hacernos” los locos, como para no oír, ya que no vemos, no oímos, luego intentamos hacer como Pilatos…
Pero nuestra conciencia, esa voz que nos alerta, que nos indica, que nos recuerda…Allí está.
No tenemos el poder para acallarla…Pero sí para desoírla. Es nuestra condición “muy humana” la cual en la mayoría de los casos…Ejercemos.
Nuestros sentimientos, ese factor “tan humano” que en muchas ocasiones tratamos de pisotear…Pero que luego: hemos de enfrentar. Porque nuestros desatinos, tarde o tempranos hemos de enfrentar.
Quizás no aprendamos la lección que este vivir, nos está clamando. Es posible que no. Así vemos, contemplamos y hasta testigos presenciales, o visuales, o auditivos o sensitivos…Por alguna de las muchas que tenemos para estar y para entender, lo que debemos hacer.
Las razones del corazón no las entiende el cerebro, tenemos muchos caminos, unos son acertados otros son tentaciones o errores que por causas extrañas cometemos.
Ciertamente: Nadie nos entrenó. Ni a caminar, ni a ver, ni a pensar. Como tampoco para ser: Hombre o mujer.
Tenemos certeza, cuando en ocasiones escuchamos esa voz interna, que por alguna parte se aloja,  y la cual nos reclama nuestra forma de ser o de actuar. Muchos la obvian. Es cierto. Nos hemos convertido en “Maestros” del disimulo. Del ser, cuando no debería ser.
¡Ay humano, que de eso te vanaglorias, pero ves a tú propio hermano caer en desgracia y nada haces para evitarlo!
¡Qué contemplas lo que es menester, pero te satisfaces a ti mismo, diciéndote: No es mi problema!
¡Por esa causa y muchas mas, tendrás que seguir padeciendo lo que a otros has decretado, porque no habrá hueco en este mundo en la cual puedas alojar tus bajos instintos. Lo que te diferencia del ser “un humano” a ejercerlo como tal!
En verdad, desconocemos nuestros destinos.
Andamos cegados, cuando afirmamos y nos re afirmamos, lo que no deberíamos. Aceptando como cierto los vapores de este largo o corto existir.
Poco tiempo (O quizás demasiado.) tenemos para corregir todos nuestros desatinos. Nos hemos llenado de tantos y tantos preceptos. Que no conocemos, pero que ya hemos asimilado, haciéndonos parte de nuestra forma de ver, de nuestro sendero. Cuando son puras y meras ilusiones, que alguien en el camino ha sembrado, pero que muchos lo han hecho suyo.
Quiera Dios, que nuestra vía sea despejada: ¡Primero de nuestro “yoismo” de nuestra terca forma de abrazar lo que deberíamos rechazar!
Ojalá asimilemos que la guerra, que la destrucción “de nuestros enemigos” sea dejada en el camino y no sea mas importante, que una piedra del camino.
¿Por qué los que pierden, no aceptan su derrota…?
¿Por qué los que ganan, intentan destruir a sus contendores…?
¿Por qué abogamos por la destrucción, por el extravío…Por qué nos hundimos en el marasmo, en nuestros pantanos  -tanto mentales, como emocionales- Por qué “Somos” como lo somos…?
¿No podemos ir por el sendero de la paz, de la concordia, del bienestar general…?
¿Es que nuestro género es ese…El mal…?
Siendo como somos, deberíamos buscar la reconciliación, pero es que algunos…
Ojalá algún “Ser Angelical” guie nuestros pasos, y nos lleve por donde deberíamos ir y no por el que tercamente nos infringimos.
A todos los que me leen, les pido que depongamos nuestro “Yo” por el Nosotros.
Y sea, el bien de todos el que nos inspire. Pero sin imposiciones. Sin decretos secretos, de dominar o de someter a los otros. Ojalá…Todo lo malo, quede en este año que estamos por abandonar.
Quiera el Buen Dios, que asimilemos lo que siempre nos ha mostrado, que por tiempo indefinido ha tratado de que lo aceptemos.
Mis deseos es que vivamos lo mejor que podamos, sin menospreciar, sin pretender someter.
Sin estar pendiente de que el que está a nuestro lado, debe hacer lo que nosotros queramos.
…No sé si lo podremos hacer como grupo o como nación, pero sí como individuo. Y si tratamos en nuestro interior de cambiar, de mejorar. Sin importar si los otros siguen nuestro camino o no. No importa.
¿Total? Solo he nacido. Desde el momento en que se unieron esos dos polos, que por alguna causa, efecto o razón, así lo hicieron.
He aprendido, sin ser instruido.
He respirado al salir del manto materno protector, en el cual por nueves meses me he alojado.
Contemplando o no, pero con el tiempo todo se me ha sido otorgado.
Con derecho o no, pero en mi sola presencia cada cosita se me ha sido añadida.
Desde mis pulmones, para poder respirar, desde mi corazón que sirva de motor para darle vida al resto de mí cuerpo. De mis dos ojos, que me han servido para ver. Desde ese cerebro que se me otorgó para poder analizar, tantas y tantas cosas que suceden  -tanto dentro de mí como en mi periferia-, de mi sentido de sentir, lo que por otros sentidos no puedo apreciar.
De ese equilibrio que me ha sido dado, para poder erguirme en el espacio que me ha sido otorgado.
Desde mis tuétanos, en cada célula  -que aunque no las veas, ni las sienta, sé que allí están-   en cada una de mis venas, arterias, de cada uno de mis músculos, de uno a uno de mi sentido nervioso, de todo este engranaje tan bello, tan precioso, tan perfecto que La Providencia me ha otorgado   -con derecho o no-   pero así ha sido su decisión   -mereciéndomela o no-   me la han dado.
Por derecho celestial, o mundano…No lo sé.
Tan solo sé que la tengo, la mantengo y la sostengo.
Desde lo mas profundo de todo este engranaje, de todo este andamiaje…Tanto el visible como el invisible, de todo lo que pueda ver o imaginar…Yo te deseo la mejor de este mundo.
Que todo lo que se te ha sido otorgado, se cristalice      -merézcalo o no-  no es menester de nadie el poder de clasificar nada, ni para bien mucho menos para el mal.
Vive y deja vivir.
Respira y deja que los demás lo hagamos.
Sé tú mismo(a) y permite que los demás podamos hacerlo.
Camina con todo lo que es tuyo   -merézcalo o no-   pero hazlo, que si lo tienes: Por algo será.
Utiliza lo que se te ha otorgado, no lo desperdicies.
No lo ensucies. No lo botes a la basura.
No lo menosprecie, ni mucho menos desprecies. No lo sometas al escarnio público.
Dale tu bendición a todo lo bueno. A la excelencia.
Ayuda a tu prójimo,  a tu hermano, a tu hermana, conózcala(o) o no. Sea tú vecino(a) o no.
Sea de tu mismo color o no.
Sea de tu misma clase social o no.
Sea de tú mismo credo social, religioso, sea civil, militar, mas pequeño o mas grande que tú…No importa: ¡Bendícelo(a) y permítele que siga su camino!
…Bueno, me he extendido demasiado, y es tiempo de cortar, de dejar que otros hagan lo que tienen que hacer   -ojalá sea para el bien de todos-  pero que cada uno ejerza lo que en su condición sea menester.
Reciban cada quien con su cada cual.
Que la concordia, sea menester de cada uno, que bajen sus pasiones   -lo mejor es que desaparezcan para siempre-  que aprendamos a tolerarnos, a aceptarnos lo que no queremos, pero que debemos asimilar.
Que los gobernantes, acepten que nosotros “los pata en el piso”  -su pueblo-,   también tenemos sentimientos, emociones y que deseamos que nos dejen vivir en santa paz.
Que la Paz y La Gloria Celestial, se haga Una con nosotros…Que bastante falta que nos hace.
PAZ. AMOR. UNION. CONCORDIA. BIENESTAR.
Para ti que me estás leyendo y para cada miembro de tu entorno, tanto familiar, social, vecinal…No importa: Para los que te rodeen.
¡Feliz Año Nuevo!
¡Te lo deseo de todo corazón, en unión de los míos, para ti y todos los tuyos!








Bernardo Enrique López Baltodano
Maracaibo; 31 de Diciembre de este año que está por fenecer: 2. 015.-



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