La vieja.













“Es que tú no quieres entender…”




- Mira mami, el negocio que te propongo es: ¡Redondo! ¡Maravilloso!
- ¿Redondo, maravilloso…cómo es eso…?
- Mira me están ofreciendo una tienda.
¡Es grande y está muy bien ubicada!
- ¿En dónde?
- En todo el centro. Tiene cerca cuatro centros comerciales, negocios de todo tipo. Zapaterías.
Cerca de cuatro agencias de bancos.
Tiene varias paradas de carros por puestos y de autobuses.
Pasan centenares de personas a cada rato por el frente. ¡Es un negocio redondo!
¡Cuando lo veas te quedaras encantada!
¿Y factura…?
¡Todo el dinero del mundo!
- ¿Y entonces por qué los venden…?
- …Bueno. En realidad, ¡no tiene importancia! 
A nada de eso le he puesto la menor atención a eso. ¡Pero es un negoción!
¡Y que no te quede duda alguna al respecto!
- ¿De verdad?
- Si mami. ¡Es todo un negoción! ¡Lo juro!
- Si…Pero en otras ocasiones nos has venido a echar el cuento, me recuerdo cuando tu papa estaba vivo, nos contaste de aquel negoción…
- ¡Ay mami! Eso si que fue ¡mala suerte!
Porque todo indicaba que era bueno.
- Pero te engañaron.
- Bueno mami. ¡Así son los negocios!
En unos se ganan…y en otros…pues   ¡se pierden!
¿Qué le vamos a hacer?
- Si pero en el “negoción” de la vez pasada, tu padre hipotecó el negocio… ¡Y lo perdimos!
- Mami…Así son los negocios. – La madre lo observó asombrada  a través de sus lentes.
Se los quitó y unas cuantas lágrimas brotaron de sus ojos.
El hijo la miraba, pero ignoraba lo que le estaba pasando a su progenitora.
Y ella estaba pensando en el dolor que le produjo a su padre la perdida de ese negocio al cual, le había dedicado gran parte de su vida.
Tantos años de sacrificio… ¿Y para qué?
¡Lo perdieron todo!
Lo observaba y veía en su hijo, que siempre había tenido mala cabeza para los negocios.
¡Pésimo para los negocios!  Muy mal administrador.
En eso no había sido como su padre, que tenía “vista de halcón” para los negocios.
Y era fiel pagador en todos sus negocios.
- Mami, no es bueno vivir del pasado.
¡Ya lo pasado…Pasó!
Y hoy te vengo a exponer este   ¡tremendo negoción…!
Mami…No me abandones en esto… - Le puso cara de “niño llorón” y eso le partió el alma a su anciana madre…
- ¿Y qué tengo que hacer yo…? – Le preguntó con voz de resignación.
- Mami, tú y papi, me dijeron que esta casa sería mía… - La doña tomó una toalla pequeña y se  restregó los ojos…Ya presentía lo que le venía a proponer…
- ¿…Y…?
- Bueno. ¡Yo no tengo dinero para hacerme de ese negocio!
- …Pero el negocio que tenía tu padre, que en paz descanse…
- ¡Ay mami! ¿Vas a seguir con eso?
Parecía un “buen negocio” ¡pero no lo fue…Y ya!!! – La madre continuaba en su sollozo…
- ¿Y qué debo hacer ahora yo…?
- ¿No podríamos hipotecar esta casa? – Su propuesta fue lo mas inocente posible.
- ¿Esta casa? ¿La que me dejó tu padre?
- ¡Ay mami!
- ¿Y por qué no hipotecas la tuya?
- No me darían nada. Además, allí viven tus nietos…
¿Prefieres que vivan en la calle…Mendigando?
- Y aquí vivo yo… ¿Me quieres dejar en la calle ahora…Que soy una vieja…?
- ¡Ay mami! ¡Yo te prometo que no la vas a perder!
Además las ganancias van a hacer: ¡millonarias!
- …Igualito le dijiste a tu padre, y él te creyó…
- ¿Entonces…Vamos a seguir en el pasado?
- Hubiéramos seguido con el negocio.
Y tu padre no le hubiera dado ese ataque al corazón…! Qué se lo llevó!
- Mami: ¿Me estás culpando de eso…?
- Tú te ilusionas muy rápido. Y las consecuencias la pagamos nosotros...Y esta casa, me la regaló tu padre, con tanto esfuerzo y dedicación…
- Anda mami…Esto no es igual al anterior.
¡Esto es genial! Te prometo que esta vez me va a ir a las mil maravillas. Confía en mí…
- ¿…Y si no…?
- …Bueno mi casita no es muy grande.
Y allí tenemos un cuartico, chiquitito…En donde metemos…Todo.
¡Pero allí puedes caber tú!
- ¿A ir a vivir allá? Teniendo una casa totalmente paga y todas las deudas al día.
¡Es mucho lo que me pides! 
…Y no me veo viviendo “arrimada” en tu casa, teniendo la mía propia…
- No creo que lleguemos a eso. Pero en todo caso si no quieres ir a mi casa…Están los ancianatos…
Allí te podrías instalar y vivir allí…
¡Hay solución para todo! – La vieja lo observaba atónita  en medio de sus lágrimas, le costaba creer lo que su propio hijo le proponía…
…La iba a dejar en la calle…A su edad…
- …Déjame pensarlo bien… -El hijo le sacó un fajo de carpetas y de papeles y se los puso sobre la mesa, diciéndole…
- Esto no hay que pensarlo mucho mami.
Aquí están todos los documentos para que los firmes  ¡y ya!
Ya verás que todo se va a resolver muy bien…
¡Ten fe en mí y verás que en esta ocasión no te voy a defraudar! – Miraba con insistencia las carpetas, mientras el hijo con bolígrafo en la mano le indicaba en donde debía firmar…
Se le notaba cada vez mas frenético…Insistía y persistía…Ella temió su agresividad.
- …Déjame pensarlo bien…
- ¿Y qué mas vas a pensarlo?
¡Las decisiones son rápidas y precisas!
¡Yo soy así, un hombre de decisiones efectivas!
¡Si este es mi futuro!
¡Toma…Firma aquí….Aquí! – Con tanta fuerza le ponía al tono de su voz, como al bolígrafo que portaba en su mano.
Mientras nervioso, la obligaba a que firmase esos documentos.
- …Pero esta es mi casa, la misma en donde tú naciste…
- ¡Pero ustedes me juraron que sería mía!
¡Esta es mí casa!
¿Ahora me la vas a negar…A tú propio hijito…Mami?
- …Cuando me muera…Cuando me una con tu padre… - El joven insistía una y otra vez, sus argumentos iban encendiéndose cada vez mas y mas….
Golpeaba con fuerza y con mala crianza la mesa en donde estaban regados esos papeles…
Mientras la anciana matrona…
Solamente lloraba desconsoladamente…
Sus sentimientos fueron heridos y mancillados…











© Bernardo Enrique López Baltodano 2015


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