...Curioso...















“Curioso…”




- Es curioso, pero en estos días pasé por el frente de la casa de un amigo.
(Nada extraño, pero suelo irme por otra parte, pero ese día….No sé me dio por irme por esa calle.)
Y me llamó la atención  en primer lugar ese concierto gatuno que desde lejos oía.
Me llamó poderosamente mi atención y me incitó a indagar.
¡No me lo vas a creer!
Pero era una gata con sus hijos y la perra de esa casa.
Todos estaban alrededor de un gatico, que por las señas…Estaba  inmóvil.
Yacía sin movimiento alguno.
Y yo me pregunté: ¿Y qué es esto….Un velorio acaso…?
Pero lo que mas me intrigó es que ninguno de ellos percibieron mi presencia   -o no me hicieron caso-    pero ninguno se movió.
Ni la perra que usualmente me saluda cuando por allí paso… ¡Nada!
- ¿Será que no te escucharon? – Quiso saber Teresa al escuchar ese relato.
- ¿Y cómo…?  ¡Estaba a menos de tres metros!
Y normalmente la perra hace un escándalo cada vez que me ve. – La mujer lo observó con detenimiento.
Algo no le encajaba bien y le consultó…
- ¿Estás seguro que ese gatico estaba…Muerto? Porque también pudo haber estado dormido o enfermito.
- En verdad que no lo sé. Y eso me intrigaba  mucho. Me dejó pensando.
¡A la mañana siguiente volví a pasar!
- ¿Y qué viste?
- Lo mismo…Será que lo velaron en la noche.
Solo que ya comenzaba su putrefacción.
Y en esa ocasión la perra, se volvió a verme.
Y la vi muy triste, casi que lloraba.
- ¿Y cómo sabes que estaba triste?
- Al verme, movió su colita lentamente.
Bajó su mirada y después su cabeza.
Volvió a mirar al cadáver del gatico.
Eso me hizo creer que estaba muy triste.
Y así se mantuvo, hasta que me fui.
- ¡Pobrecita! ¡Cómo si hubiese sido un hijo suyo!
Y después dicen que los animales no sienten…
- Bueno eso lo vi. Y no quise interrumpir ese acto.
Al día siguiente que volví a pasar, ya no había nada.
Debe ser que mis amigos descubrieron eso…Será por el hedor.
Pero aún no lo he visto, como para comentarle esto. ¿Verdad que es curioso?
- Los animales son mas humanitarios que nosotros mismos. ¿Y qué no sienten…? ¡Ya lo comprobaste!
…Qué de sorpresas te da esta vida… - Él vio cuando su amiga se persignaba…E hizo lo mismo…
- …Es cierto…Curioso…









© Bernardo Enrique López Baltodano 2015

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