...Creo que te interesará.










“No se definirte…”




Es como el aire, con su presencia avasalladora.
Cuya presencia, sabes que está…
Nadie lo ve, pero todos sus efectos están ahí.
Sientes temor, amor, regocijo, paz.
Que todo lo gira y lo descompone,
lo hace y deshace,
que lo arregla y desarreglar.
Que lo pone al revés y al derecho.
Que lo destruye, y lo construye.
Que todo lo envuelve y desenvuelve.
Como las rocas ígneas, con sus elevadas incandescencias.
Como el hielo con sus bajas temperaturas.
Sería como aquel riachuelo cuya caída de agua, revolotea.
Hace cuánto le parece bueno.
Es una fuerza que te define, te compenetra.
Se funde desde lo mas profundo del ser.
“Ese  algo” que te impulsa…Y te desenchufa.
Lo mas alto no le alcanza.
Lo mas bajo no le llega.
Su fuerza no tiene fin.
Es Principio…
Es fin…
Alfa y omega a la vez.
Es extracto de su esencia.
Es y no es.
Es vida, pero también es muerte.
La muerte en Él se convierte en vida.
La muerte no tiene vida en Él.
Él tiene la muerte.
Nada lo contiene.
Nada lo soporta.
Está en todas partes,
y en ninguna,
en donde quiera estar.
…Estará.
Donde nadie cree que esté.
Está.
Él está, donde quiere estar
Muchos juran que lo tienen a Él.
(¡Quién sabe a quién tendrán…!)
Aprietan sus dientes y blasfeman en Su Nombre.
¡Insensatos!
Sobre su presencia.
Juran en Su nombre.
Engañan diciendo: “Él está con nosotros”
Él hace “nuestra voluntad”
Pobre del miserable que oye tales alegatos,
pero peores los que aniquilan en su nombre.
Los que someten, subyugan y aplastan.
Creen contar con su apoyo.
Pero con ellos no está.
Ama al humilde de corazón.
Al fiel a sus preceptos.
Infunde la Ley del Amor.
…Amor no es libertinaje.
Amor no es hacer “mi voluntad”
por sobre los demás.
Derrota a los déspotas.
A los asesinos.
Violadores.
Hipócritas.
A aquellos que utilizan su nombre para su propio beneficio.
¿Es  que no les basta la historia?
En la Biblia sobran los ejemplos.
Reinados enteros…
Reyes que se consideraban Poderosos.
Dictadores que eliminan a sus pueblos,
los diezman, los hacen pasar hambre,
les roban sus pertenencias.
…Su castigo tendrán.
¡Cuenten con la cólera del Señor!
Hoy…Mañana…Pasado…
Su brazo justo les llegará.
Él solo lo sabe.
¿Quisieron Gloria y poder…?
Ya no son ni recordados.
Sus riquezas en polvo son.
¿Por qué “la Humanidad” es tan terca?
¿Por qué hacer el mal…?
¿Por qué hacer “lo que me da la gana”?
¿Acaso los castigos no los convencen del todo?
Decimos: “Eso fue en otra época”
Eso “le pasó a los grandes Padres”
Es que esa gente era “dura de corazón”
Eran otras épocas.
Otros cantaban. Vociferaban…al igual que hoy.
Ni sobre su ausencia,
mucho menos en su presencia…
justo
Glorioso.
Nada se le puede comparar.
Uno en uno.
Unicidad simple.
Tres Divinas Personas.
Misterio.
Descubrimiento.
Con Él: ¡Todo!
Sin Él: ¡Nada!
No necesita de nada.
Ni de nadie.
Él se basta sólo.
Con Él siempre estoy.
En la oscuridad, tiemblo.
En pleno sol, también.
Pero en su presencia…No sé qué haré.
Muy pocos lo han visto.
Muy pocos lo oyen.
Muy pocos hablan con Él.
Muchos dicen que “hablan”  en Su Nombre.
¡Imbéciles!
¿Es qué los efectos de los profetas no vale nada…?
¿Y el sacrificio del  Cordero de Dios…Tampoco…?
¿Por qué la maldad ha anidado en esos corazones…?
¡Brutos, ignorantes!
Otros quieren obligar en Su Nombre.
¡Anatema!
A su guerra someten sus pueblos.
Robos y saqueos, será cobrado. Ya lo verán.
El odio impera entre nosotros.
¡Pobre de aquellos cuyo Nombre pronuncian en vano!
…Están muy lejos del Reino de Dios.
¡Ay de aquellos que en Su nombren mienten,
asustan a sus semejantes!
Y en Su Santo Nombre levantan  sus edificaciones
y les ponen el nombre que les plazcan.
Creaciones humanas son…
El sol y el salitre pronto en polvo los convertirán…
 Él es Grande  y Poderoso.
Nada lo antecede. ni lo precede.
Sólo Él…Es.
¡Bendito, bendito!
Antes, ahora y después.
Solo ¡Amén!
¡Gloria a Dios en las alturas, en las profundidades de los mares,
en las sombras, en las oscuridades, en el frío,
en el calor,  en pleno sol…
Donde a Él le plazca estar.
…Y Paz a nosotros los hombres que
Tememos en El Señor.












© Bernardo Enrique López Baltodano 2015


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