...Soñando......








“¿Sabes…Ella es una soñadora?”



- …Sabes mi viejo amigo…Estoy muy triste… - Juan observó a Ali, su viejo amigo, los dos estaban libando una cerveza cada uno.
Y en un descanso, el amigo exhaló con mucho desgano.
Juan percibió su estado anímico.
Esa exhalación viniendo de quien venía, le daba muchas muestras de cómo se encontraba.
Y lo veía triste. Taciturno.
Como perdido por allá por esas sabanas repletas de cujíes que lloran su dolor…Por  ¡esos paisajes monótonos!
Por algún amor que perdido se anda…Así lo veía.
Y lo acompañó en su clamor mudo, repleto de suspiros y de cólera contenida.
- ¡No sé si me ama!
¡No sé si me piensa!
Tan solo sé que aquí me encuentro, llorando su lejanía. ¿Por qué no me quiere decir “¡sí!”?
¿Acaso le gusta andar en “su soñadera”? – Y diciendo esto se empujó otro trago mas largo de ese licor, e inmediatamente llamó al mesonero y levantando su mano, le enseñó con sus dedos, que quería dos mas.
Se sumió nuevamente en ese mundo tenebroso…
Su cabeza gacha.
Por allá se escuchaba una melodiosa ranchera…
Trataba sobre un amor no correspondido…
Una suave brisa suavizó el pesado ambiente.
Sin embargo Ali, andaba ido. Meditabundo.
En donde las culebras merodean.
Poco viento sopla…Las arañas tejen sus trampas…
Los pájaros pululan sus dulces melodías.
Juan se sentía incómodo.
¿Qué le podía decir…?
¿Cómo consolar a su amigo?
- ¡¡¡¡Por ellas aunque mal nos paguen!!!! – Clamó Ali con sus ojos vidriosos. Con su cuerpo tambaleante.
Juan no entendía, el por qué esa mujer no se definía: O si O no.
Sin embargo, calló.
- ¿Será que me “ve poca cosa” para ella? – Se preguntó a si mismo, pero mirando a su amigo…
No supo responderle…Prefirió echarse otro trago mientras le confesaba…
- …Amigo…Estamos en las mismas.
¿Qué te puedo decir…? – La ranchera se oyó mas fuerte, un viento fuerte atrajo esa melodía.
Los dos, se tumbaron a la mesa…Cada uno pensaba en lo suyo…








© Bernardo Enrique López Baltodano 2015

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