“Lo que aquí se hace…”




  • Ten muy bien en cuenta aquel adagio muy
viejo y antiguo que dice...Mas o menos así:
“Lo que aquí se hace…”
  • ¡Aquí se paga! - Le replicó Carlo
visiblemente emocionado, interrumpiendo a Ricardo, que en ese momento le reclamaba al amigo en común José.
Éste los miró con cara de pocos amigos. Y no se atrevió a responderles con palabras, pero por medio de gesto, les anunció a ambos, lo enojado que se encontraba, ante el agravio que estos dos le estaban infringiendo.
Se puso en guardia, dando dos pasos hacia atrás y poniendo una “cara de pocos amigos” y moviendo su mano derecha en posición de amenazas, les espetó en tono muy soberbio…
  • Y no es porque sean dos los que me atacan
que “se estén creyendo: ¡Que les temo!”
Porque “para Macho: ¡Yo!”
...Que aunque ustedes sean dos… ¡Yo me bato sin temor! - Los presuntos atacantes se miraron entre si y sin poder contenerse se rieron de la actitud de ese amigo que no les entendió el mensaje que les estaban transmitiendo.
José se consideró ofendido y en el acto los retó de esta forma…
  • ¡Mi cara se respeta!
  • No es de tu cara que nos reímos. - Le aclaró
Ricardo.
  • Es de tu actitud agresiva. - Le agregó
Carlo. - Nadie te está faltando el respeto que te mereces, pero debes entender que las cosas tienen su valor.
  • Y no te creas que porque te “sientas muy
machote” nos vas a venir a resquebrajar.
En este mundo… ¡Lo que se hace: Se paga!
Y si tu tienes una deuda: ¡Debes pagarla!
  • ¡Yo no les debo un centavo a ninguno de
ustedes!
  • En muchísimas ocasiones no son los centavos
los que molestan.- Le adelantó Carlo.
  • Es la “actitud” y mira que lo que te digo
no es con la intención de ofenderte, como tampoco la de humillarte. Y date cuenta, que aunque tú no te lo creas: ¡Arriba hay un Dios que todo nos lo escucha! Y que en cada latido de tu corazón te está advirtiendo:  ...Portate bien. No hagas mal. Sé bueno y condescendiente y
procura hacer siempre el bien.
  • ¡A nadie estoy molestando! Además yo tomo lo
que es mío.  ¡Por derecho propio!
Además: Para que alguien mas se lo lleve ¡me lo llevo yo!  Que bastante falta que me hace.
  • Pero eso no te da “el derecho divino” para
pasar por encima de otro.
Debes ser consciente de que estás actuando mal.
  • ¿Yo: ¡mal! Contra quién?  Además: ¡No me importa!  ¿Acaso alguien se ha condolido de mis penas?
  • ¿Y por qué ahora...Será que te estás
creyendo a que tienes a Dios agarrado por las barbas? - Le recriminó Ricardo.
  • ¡No me importa nada, ni nadie! Y si es
cierto: ¡Me llevo por delante a quién sea!
¿Ok?
Cuando yo era pobre: ¿Quién se acercó a auxiliarme?
¿Ustedes acaso?
¡Nadie!
En mi casa ¡las pasé de Caín!
¿...Y ahora...Qué tengo poder…?
¿Ah ahora sí?
Pues les digo a ustedes dos: ¡Es mi momento!
Es mi hora.
¡Todo el Poder del Mundo, me acompaña!
Hoy soy muy Fuerte y Poderoso.
Y si ustedes, que antes tenían mucho mas que lo que ahora tengo.
¿Qué: Necesitan de mí ahora?
Pues vayan a comerse un cerro de… ¡de lo que mas les guste!
¡No me importa nada!- Y diciendo esto se alejó antes de esperar alguna observación que estos le iban a hacer.
Ricardo miró colérico a Carlo y le espetó:
  • ¿Te estás fijando? ¡Ahora se está olvidando
de todo lo que hicimos por él!
  • Y seguramente que sus vecinos o alguna otra
persona algo bueno le habrán dado: ¡Cosa que echó al olvido!
...Pero así es el género humano.
Impredecible y vengativo.
Inmensamente malo, en lugar de generoso.
Guarda lo malo y desecha lo bueno.
Y en este preciso momento que todo lo tiene, haría mucho bien si por lo menos ayudase a los suyos.
...Y en lugar de hacerle el bien...Los escupe y les echa en cara toda su maldad.
Todo ese odio que ha venido acumulando.
Toda la bajeza del ser que llamamos “humano”
Su pobreza espiritual. Su hambre antigua la está llenando ahora de mucho dinero y poder, creyendo que con eso...Pasará a la posteridad.
¡Pobre José! No se da cuenta que se hunde cada vez mas y mas...Pobrecito. Lo lamento mucho.
...Porque no es lo que entra lo que daña al ser humano...Sino lo que por su boca sale: ¡Porque de su corazón procede!
¿Qué se le puede hacer…?
...Humanos somos.
Y nos contentamos con decir: ¡Que las bestias son inhumanas!
¡Ja! ¿Quién se merece ser llamado y tratado como
“humano”?  
...Qué tristeza me da...Pero debo reconocer que él, tiene brazos y piernas como los tengo yo.
Tiene cabeza, camina y habla como yo…
Esto quiere decir...Que...
...En eso nos parecemos…(...Qué emoción…)
Morfológicamente somos iguales...Mejor dicho: Parecidos...





© Bernardo Enrique López Baltodano 2015

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