II Publicación hoy viernes de: "...Me lo temía..."







“…Me lo temía…”





II publicación





…Temí lo peor…Pero… ¿Qué sería…?
(No te lo  niego… ¡Hasta estuve a punto de hacerme allí mismo!)
¿Y por qué esa voz tan potente y de ultratumba?    -Me lo pregunté en varias ocasiones-
…Y te confieso que en mi vida…
¡Jamás la había escuchado!
Y se me asemejaba como una gran fuerza que saliendo desde allá abajo…
Fuera surgiendo y en su paso, hiciera rugir todo a su alrededor. 
Esa es una experiencia muy aterradora.
Como si te estuvieran “jalando tus vísceras” pero de una forma contundente…Y a la vez…Lentamente.
Algo parecido como a un temblor con mucha fuerza…Pero lento…
Casi esquizofrénico. ¡Una locura!
…Y… ¿Me pregunto…?
¿Qué es lo que hubo entrado? 
Una fuerza oscura. Transparente. ¿Cómo…?
¡Pero es que no lo vi entrar!   
(¡Y es que era mas mi asombro…No entendí nada de nada!)
…Y cómo te había descrito…Mi escritorio daba con la puerta principal  -la cual estaba abierta-   ¡y no vi a nadie entrar…ni salir! ¡Te lo juro!
…Y si entró…Tuvo que haber sido: ¡Invisible! Totalmente transparente.
¡Y es que no vi nada extraño!
Todo estaba normal. A excepción  ¡claro está!
A ese silencio, que era en verdad…
¡Muy escabroso!
¡No se movía ni una sola hoja!  
…Y eso me hizo temblar…No pude evitarlo…
¡El tiempo se detuvo de un solo cuajo!
…Aunque debo reconocer…
Que yo estaba en mis labores de llenado de contratos…
Tú sabes de mis labores de ventas que ese día había efectuado y que por las tardes, finiquitaba.
Ya que cada dos días debía enviar mi valija, con mis informes de trabajo y los contratos efectuados.
 ¡Todo eso era rutinario en mi diario laboral!
- ¡Ay abuelito! Reconozco que “eso” que había ingresado…
¡Debió haber sido muy espeluznante!
¿…Y qué hiciste…? ¡No me vengas a decir que saliste a ver…!
…Porque…  En verdad que eso…
¡Yo nunca lo hubiese hecho!
- No. No.
La verdad es que casi todas las tardes comenzaban ellos con sus faenas, y poco nos molestábamos.
¡Cada quién en lo suyo!
¡Claro había ocasiones en que no tenía trabajo y de vez en cuando salía a acompañarlos!
Pero no era siempre.
Pero en ese día yo había logrado cerrar varios contratos y me urgía terminar eso  y mis informes ya que al día siguiente debía enviar mi valija.
- Aja… ¿Y entonces?
Continúa con tu relato…
- …Recuerdo que mis piernas comenzaron a temblar…
¡Ah caramba…Ahora que me acuerdo!
Pero se me han olvidado dos cositas…
Muy importantes… ¡Demasiado diría…!
- ¿Cuáles?
- Que para ese entonces yo había adquirido un lorito…De esos que son impertinentes y que todo el tiempo o están hablando o cantando…
Y todo el día era: “Trúa lorito” o cantaba o silbaba como un loco y casi no podía controlarlo…Mejor dicho… ¡Nunca pude hacerlo callar! Es la verdad.
- ¿Ah sí?
- Si era muy parlanchín. Y mira que lo intenté todo: ¡Pero fracasaba siempre!
- ¿Y qué pasó con él?
- …Que estaba con su escándalo de costumbre gritando:
¡Trúa lorito…La patita lorito!
…Pero en cuanto se escuchó ese nefasto sonido… ¡Se silenció!
…Sus ojos se le pusieron del tamaño de un plato grande de comer.
- ¿De verdad?
- Y se quedó como si hubiese visto un fantasma.
- ¿De verdad?
- Sí, así fue. Y ese extraño fenómeno me hizo temer aún mas, ¡estaba en silencio!
¡Y lo peor!
- ¿Qué?
- Que de repente se puso…Primero pálido y luego ¡Blanco como una tiza!
¡Y cayó con las patas arriba!
- ¿De verdad…Murió…?
- Comenzó con unos estertores y luego lo vi ¡rígido!
Y el otro detalle que se me pasó relatarte es que también teníamos un perrito, que tú padre recogió y lo llevó a la casa.
Y el canino siempre estaba pendiente de lo que atrás hacían…
Tú sabes…Estaba buscando su comida.
(Él buscaba su propia comida, ya que no quería ser una carga para mi. ¡Era al parecer…Muy orgulloso! Je, je, je. Je.)
Y es que esa gente no escatimaban y siempre…Algo le daban. Además ellos llegaron a apreciarlo y siempre lo estaban llamando para darle…Su comidita.
El caso es que cuando de repente sentí que el pobre animalito vino corriendo.
Mira era de color: Negro brillante y cuando llegó a mí… ¡Estaba Blanco!
- ¿Blanco…Será del susto?
- Eso mismo pensé. El caso es que estaba tiritando y se orinaba de nada…
 ¡Cómo si me lo hubiesen espantado!
Y se me vino a acurrucar entre mis piernas. Gemía y lloraba constantemente.
¿Te imaginas eso? 
Un frío de muerte me recorrió por la espina dorsal y se me alojó en el cuello… ¡Y subió por mi nuca! ¡
…Y se me ha subido al cerebro…
Y ¡me dio ese escalofrío espantoso!
Y a pesar de que instantes antes yo sentía cierto calor…
¡Ahora era un frío…!
Cómo si me hubiesen metido en el congelador…
¡Y me ha entrado este pensamiento a mi cerebro…!
- ¿…Cuál…?
- ¡La bestia!
- ¿La bestia…Cuál…? ¡Ay abuelito ya me entró el terror! Pero… ¿La viste?
- ¿Y cómo…? ¿No te recuerdas que te dije que estaba de espalda al patio…?
- Cierto.
- Yo estaba sentado haciendo mi trabajo ¿No te recuerdas?  Y al ver al lorito y al animalito…se me vino a la mente esa imagen…
- ¿Cuál…? ¿La de la bestia o a “esa cosa”?
- ¿De qué bestia hablas tú…?
- No sé…Estoy enredada. Es mejor: ¡Muy nerviosa!

¿Me puedes decir de qué me está hablando tú…?


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