Este es un nuevo relato...Se los presento...Hoy domingo 04




“No es como tú quieres…”

Hoy les presento este nuevo manuscrito.
Algo corto, pero relato al fin.


- …Y digo yo, mas como una opinión “muy personal” que otra cosa…
Pero digo y pienso: “No es como tú quieres…O pretenda que deba ser así”  (Aunque reconozco; que en lo personal: ¡a mi mismo también me gustaría que fuese así!) Pero la verdad mi querida amiga…No es como tú quieres. Y me disculpas. – Terminó atropelladamente su alocución, quizás presintiendo que fuese interrumpido en uno de sus arranques de intolerancia.
…Pero asombrado la vio, que en su lugar… ¡Ella estaba sumida en sus pensamientos!
Y hasta llegó a pensar para si mismo: Como que he sido muy rudo y cruel.
Ella es mujer, y por esa su condición el hombre debería hablarle con mas tino, con algo de elegancia o quizás no ser tan crudo y realista.
Y mientras él se sumía en sus elucubraciones, Pilin se decía a si misma…
(Pobrecillo el amigo. Y quizás Alberto tenga razón. Soy muy ilusionista y es que en verdad me gustaría que todo el mundo salga bien parado. Que  nadie le falte nada y que todos seamos sanos y vivamos en ese bello mundo, que por lo que me narran…Está en mi imaginación.) Y ya saliendo de su mundo interior, se despejó su larga y espesa melena y moviendo acompasadamente su cabeza, fijó su mirada nuevamente en su interlocutor.
- …Dime: ¿Cómo lo viste?
- Ya te dije.
- …Pero por favor…Repítemelo y en esta ocasión sé mas preciso y no me importa si te detienes en los detalles…Ya que los necesito. Dime: ¿Cómo viste a Carlos…?
- Bueno. Por segunda vez te voy a contar.  –Aunque espero que no me vayas a interrumpir-  ya que mi visita fue mas o menos de una hora y picote…
- Anda y me comprometo a no interrumpirte. Pero por favor; cuéntame tal como siempre lo haces…Sin anestesia. ¿Ok?
- Ok.
- ¿Cuándo fue que lo visitaste?
- Ayer como a las 5 de la tarde y cuando me fui ya estaba entrando la noche.
- Aja, dale pues.
- Llegué a su portón y lo encontré cerrado (Bueno en verdad, siempre está así…Pero fue la primera tranca que encontré.) y lo comencé a llamar: ¡Carlos!  -gritado para que los que estuviesen allá adentro me escuchasen-  y esperé.
Al ver que nadie me respondía. Lo volví a llamar.
Y por allá  -como en el fondo-  escuché que el murmullo de personas que hablaban entre sí, pero que no me escuchaban a mi.
En eso la vecina de su frente, salió al portón y me indicó que fuera por la otra entrada  -ya tú sabes, la peatonal-  y bueno en vista de que nadie me respondía…Fui a la dirección que me indicó la señora.
Contemplé como pasaron unos carros tanto de una vía como de la otra, mientras iba caminando…Y estaba distante mas o menos unos ciento veinte metros.
- Es grande su propiedad.
- Así es. Su frente es mas o menos unos ochenta metros, y de fondo unos cien metros mas. Y tenía que ir por el lado derecho, la cual está por una calle transversal.
Cuando llegué a la esquina, pude ver que la puertecita en cuestión estaba abierta y vi a varias personas  -no estaba nadie conocido-  y asumí que eran o unos visitantes que salían de allí mismo o que eran quizás los inquilinos de un local que él tiene allí mismo.
- ¡Buenas!  -Les saludé a todos en general y un hombre gordísimo, así como altote me respondió…
- ¡Buenas! ¿Qué desea?
- Vengo a ver a Carlos.
- Carlos creo que está dormido. –Me adelantó casi al instante, pero fue interrumpido por una de las mujeres que estaba allí reunida quién le dijo…
- ¡No! Ya está despierto.
- ¿De verdad? No lo he visto – Me indicó a manera de disculpa, dirigiéndose a mi persona.
- Está sentado en su patio. – Aclaró ella misma.
- ¿Puedo entrar? – Pedí el debido permiso.
- ¡Claro, claro! Pase.
- ¿Y el perro?
- Pase que está amarrado. Pase por allí y me indicó un camino y viendo que lo miraba con incredulidad, me adelantó…
- Pase pegado a la pared. El animal está amarrado y no le puede hacer nada malo.
- Mejor me voy por el otro lado.
- Como guste. – Y diciéndome esto, me dejó pasar echándose a un lado y ocupándose a seguir despidiendo a las personas que ya se iban.
Yo por mi parte, seguí el camino que creí el mejor y que me alejaba de la presencia de ese animal tan fiero.
El cual Carlos conservaba en muy buen estado. Con una excelente alzada. Es un perro sin raza conocida, de esos que llaman “cacri” pero ¡bien bravo el condenado!
Se notaba a leguas que estaba muy bien alimentado y cuidado, pero que está “bien papeado” y por esa razón lo amarraba al salir el sol y lo soltaba en la noche, cuando ya todos se disponían a dormir.
- …Bueno. Está bien. Ya entraste. ¿Y?
- Ya mi linda, ya va. Que aún no había hecho contacto alguno con el amigo en cuestión.
- Aja. Arranca.
- ¡Carlos! ¡Carlos! Y nada que salía. Y ya el rumor se me hizo mas nítido. Pude comprobar que era una mujer la que llevaba la voz cantarina.
¡Carlos! Y me iba a acercando. De repente, ¡me escucharon!
¿Quién es? – Me preguntó la mujer.
Y yo seguí avanzando, hasta que llegué a visualizarlos.
¿Quién es? Me volvió a preguntar la fémina, pero en cuanto me reconoció le hizo un ademán al amigo, el cual se encontraba sentado…
- Ok. Ok. Ya tuviste contacto visual con él ¿Y?
- ¿Cómo qué y…?
- Bueno que cómo lo viste…
- Él estaba intrigado y ¡hasta molesto!
- No es para menos…La quimioterapia…
- Ahora vas a ver.
- Dale, dale.
- Debió anunciarse. – Me indicó un hombre al cual en verdad, me costó reconocer.
- ¿Tan mal estaba?
- Pelón.
- ¿Pelón?
- Aja. Con un rostro el cual no pude reconocer en el acto.
- Carajo la quimio le está pegando muy fuerte…
- ¿Te recuerdas de su cara?

- Claro. Claro. Era rozagante, blanco con su cara atomatada y cuando se sonreía, se le notaba franqueza.

...Y si le gusta este relato, hágamelo saber y con gusto colocaré su continuación...

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