"Añoranzas"






“Añoranzas”



Recuerdo en  mi  añoranza, aunque es menester  decirlo, que  ya han pasado muchos años.
Demasiado  de lo que en verdad, me hubiese gustado.
¡Pero ya  nada puedo hoy  hacer para remediarlo!
Y me acuerdo que  era una jovencita de cabellos de brillante y espumosa presencia.
Largos y les bajaban por su espalda  -que debió ser muy bella-  llegándole casi a su cintura, la cual era de muy buena estirpe.
Y en mis remembranzas he de agregar que la visualizo siempre en uniforme   -ya que para esa fecha ella estudiaba en secundaria al igual que yo-   y en los recreos la veía siempre resuelta y muy alegre.
No era muy alta, pero tampoco muy baja,  era de una talla mediana. Aunque en ella un halo de luz la resaltaba siempre.
Su tez era de color blanco, llena  su carita de pecas. Y cada vez que sonreía    -que era casi siempre-   sus muchas pecas le resplandecían su bello rostro.
Siempre la recuerdo alegre, colaboradora. Hasta parecía una hormiguita. Diligente para todas sus amistades.
Y yo la admiraba en silencio. A lo lejos seguía todos sus movimientos. Y cuando se percataba de mis miradas…Me regalaba una sonrisa…Y eso me extasiaba. Me sentía completo. Lleno y satisfecho procedía a mis labores de estudiante.
En ciertas ocasiones, ella procuraba acercárseme…Pero yo siempre me las ingeniaba para alejarme, aislándome de lo mas hermoso que tenía  en esa casa de estudios.
Me contentaba al verla rodeada de sus amigas y compañeras de estudios.
La admiraba cuando el viento le revoloteaba sus hermosas hebras doradas. Ansioso seguía el revolotear de sus pasos agitados, siempre presta a acudir al llamado de sus compañeros de estudios.
Y cuando ella posaba su atención a distantes distancias…Yo me le acercaba y en silencio mimético la amaba.
Representaba para mi ser juvenil, algo muy parecido a una excelsa  princesa de extasiada  hermosura.
Hoy en día   -y habiendo transcurrido ya muchísimos años-   y  ya en esta edad tan avanzada en que me encuentro me asomo a esos años mozos. Y me deslumbra  que en mis entretenidos recuerdos…Brota su linda faz. Y me enternece. Me reconforta el pensar en esa chica, tan alegre, tan vivaz y tan mujer.
Y quedo en éxtasis con tan solo que  en  mis recuerdos, su fragancia  vuelva  a mí.
 Y hasta me sorprendo suspirando y con una agradable sonrisa, sin duda a mi  remotos años siguen surtiendo en mi ser, esa alegría tan contagiosa que en antaño me embelesaban.
 Que alegre hubiese sido si en aquellos momentos yo hubiere vencido mis temerosas vacilaciones, aquellas cosas que me ataban. Me impedían expresarme a mis anchas.
En mis pensamientos era libre, pero mis acciones me atenazaban.
¡Qué indecisiones tan nefastas! Y era que me impedían ¡hasta respirar bien!
Algo muy grotesco se apoderaba de mi cuerpo, me atenazaba. Mis huesos se volvían piedra.
Mi mente se cerraba. Horrendos pensamientos acudían y me hacían tiritar.
Vientos huracanados hacían presa en mí, y envuelto en una vorágine de soledad, me empujaban a los acantilados mas tenebrosos que podían existir.
Mis instantes se transformaban en centurias.
 Y esa soledad a la cuál deseaba escapar… ¡Me volvía a apresar!
 Y de repente, fríos intensos hacían presa de mí. Y me hacían sentir muy empequeñecido y de ridícula apariencia. Y eso horadaba  mis cimientes.
Mis piernas temblaban y mi corazón se me aceleraba. ¡No podía hacer nada!
Y luego un espanto me ascendía y obnubilaba mi visión. Y era preciso: ¡Huir!
…Y eso hacía.
 Corría hacia mis pesadillas y en mi soledad, se vaciaba mi  incertidumbre.
Quizás por eso…Era que de lejos la admiraba, temiendo contagiarla con mi lepra intestinal de inmundas nimiedades. Y en su alegría me contagiaba.
Hoy en día…Mis recuerdos por ti me producen la misma festividad que en antaño me producía.
Y no sé si aún existe o si me fui con ella.

…Hoy tan  sólo sé…Qué en mí persistes. Tú aroma, tus risas y tu ser, ¡qué distinto pudo haber sido! Si ese paso hubiera dado…

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