Yo no soy feliz. Domingo: Final.





“Yo no soy feliz”


“¿Existirá la felicidad?
Todos nosotros la buscamos con toda intensidad.
…Y vamos recorriendo nuestra existencia en su búsqueda.”


“Cuando la inocencia de una niña  se  confunde
¡con la mas cruda  de las verdades…!


La señora se apartó espantada. Le costaba creer lo que sus ojos estaban presenciando.
Se persignó no una sino varias veces, anonadada no le quedó mas remedio que apartada,  ser testigo de esa voracidad leonina en ese ser de tan escasos añitos de vida.
En pocos segundos lo engulló todo.
Sobre el mantel…Manchado, sucio y lleno de sobras…
El piso igual.
La carita de su invitada…Toda sucia y llena de los diversos colores y sabores que la denunciaban como la única causante de todo ese desastre.
En un principio sintió rabia pero se contuvo…Respiró hondo…Una…Dos y hasta tres veces.
Pero en el acto se recordó que si había alguien culpable…Era ella misma.
Por no haber tomado los correctivos necesarios, tales como servirle en un plato hondo…Ponerle un delantal…
Y quizás fuera de su mesa que con tanto esmero siempre ha venido cuidando.
Sus platos de fina porcelana, todas sus tazas con fino recubierto en oro. Sus cubiertos de cobre, finamente elaborados. Su mantel de tan fina y costosa estampa.
En fin todo lo que ella ha venido conservando con tanto decoro…Hoy lo contempla como si una manada de cerdos la hubiesen pisoteado.
¿Y el piso? Como si quinientas gallinas hubiesen picoteado todo su entorno.
Sin duda…Quedó todo hecho un verdadero desastre.
¿Y quién en su sano juicio podría achacarle todo ese desastre a ese imberbe retoñito…Quién?
…Pero ella, la dueña todo lo presenció.
(¡Qué horror! ¿Y ahora qué hago?)
Temeroso de que su esposo llegara y la sorprendiese con tan deplorable escenario.
Corrió de prisa por la escoba y una pala para recoger todos esos desechos, la de las “trencitas” seguía allí en medio de todo eso y no comprendía lo que había ocasionado.
Con la prontitud debida, limpió, recogió y desechó lo inservible. Limpió los platos, la bandeja y barrió el piso.
Buscó un desinfectante y roció prolijamente todo.
Lo chequeó nuevamente.
Por unos instantes se olvidó de su invitada y fue cuando se recordó y la ubicó metida literalmente dentro de su nevera.
Pegó un grito y corrió a sacarla, pero ya el daño estaba hecho…
Había escrudiñado todo y dejaba otro perfecto desorden, en esta ocasión si le dio un jalón, pero fue por la desesperación.
- ¿Qué estás haciendo allí?
- ¿No me ofreció que me iba a dar comida para mis hermanitos…?
- ¡Ah! Deja que yo te la sirva. – Y apartándola comenzó a arreglar todo ese desastre, pero en esta ocasión antes de que se le perdiera de nuevo, le indicó lo siguiente…
- Siéntate en esa silla y espérame. No toques nada, por favor. – No se confió y esperó a que se sentara.
Y cuando la bebecita se iba a sentar…
- ¡Ayyy  duele! – El chillido de dolor la paralizó y en su defecto; ¡la dejó escandalizada!
- ¿Qué te duele mi nenita?
- Aquí…En el coquito. – Y mientras se señalaba la entre pierna…Gotas de lágrimas emergieron a causa del dolor ocasionado.
- ¿Qué te duele allí…? ¿Y por qué?
¿Te diste algún golpe, te caíste o quééée…?
La chiquilina estaba llorando a moco tendido. Ella trató de auxiliarla, la quiso tocar para verle el daño y fue cuando descubrió que toda esa zona estaba impregnada en sangre.
Su propia mano estaba manchada del vital líquido…
Pero ya ella estaba  presa del terror y  gritaba a todo pulmón.
Pronto los vecinos se acercaron asustados y la cría  corría toda desaforada…Dejando un hilillo de sangre por donde transitaba.
No se dejó tocar de nadie, presa del terror corrió directo a su casa.
- ¿Y qué le pasó? – Le pregunto Amanda su vecina de al lado, quien fue la primera que se apersonó.
- No lo sé. Le di de comer y cuando le dije que se sentara,  que me esperara a que le sirviera… ¡Comenzó a chillar! Pobrecita…Pero algo tiene en su “partecita”
- ¿Y qué sería?
- ¿La verdad…? No lo sé, porque cuando quise tocarla para revisarle…Me llené la mano de su sangre y la pobrecita brincaba del dolor. ¿Del dolor…Por allí…?
(¿…Será que está preña...d…a…?)
¡Pero si apenas es una retoñito de vida…!
- …Apenas es una naciente vidita…Pero vecinita…
La pobrecita es hija de…
- Si Blanca, es hija de una “hija de la noche”
¿Y qué se puede esperar que salga de allí…?
- …Pero Amanda…Es apenas una…Cosita tierna.
Y se dejó hacer todo por mí…Es una ternura.
Se ve tan frágil, su inocencia ¡para todo!
Una bebe. ¡Cuánto me duele todo esto!
Me provocó abrazarla, besarla, peinarla… ¡Todo!
Y pensar que ¡tanto que le he pedido a mi Dios!
Que me envíe una hijita… ¡Y nada!
…Y venir ¡esa cosita tan linda!
¡Virgen Santa ampárala!
Ella debería estar jugando con muñequitas.
Con florecitas…En su edad.
¡Qué pesar!
¡Qué desgracia para esa pobre criatura!
- …Si Blanca, es una verdadera catástrofe.
Y nosotros nada podemos hacer… ¡Nada!
¿Qué se puede hacer…?
La vida para algunas personas, no es tan buena y agradable como para otras.
Y esta criatura...
¡Pobrecilla qué vida tan ingrata debe estar llevando…!


Bernardo E. López B.

Belbaltodano.-

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