Martes-04-11-14

Bernardo Enrique López Baltodano (Belbaltodano): "Conversaciones...." 22 de Oct.






Después de mí… ¡Nadie mas!

“Para amar  lo que  hace  falta es… ¡Amar!”

…. Desde…2. 014….


…Esta novela viene desde…Búscalo y lo encontrarás.


Los presentes estaban cuajados de la risa. No esperaban esa salida, tan espontanea y vistosa del amigo.
La hilaridad era contagiosa, cuando parecían que cesaban, al mirar la perpleja cara de Miguel, volvían con más fuerza.
- ¿…Y ahora qué…? ¿Tengo cara de payaso o de qué? ¿Se están mofando de mí?
¿…Acaso estoy de bufón privado…Solamente para ustedes…? 
¡…Ya está bueno…Ya está bueno…!
¡Búsquense a otro payaso!
¿Soy un polichinela de ustedes…?
¡A vaina, pues!
Y éste no hallaba qué actitud asumir.
Pero su rostro era una evidencia, más que gráfica de su enojo, al sentirse burlado en su buena fe.
Tardaron varios minutos de jolgorio y de alegría espontanea.
- Bueno, yo creo que es mejor que nos enseriemos.
¡Ya está bueno de agarrar a Migue, como nuestro jarrón de bochinche!
¡Dejémonos de ésta bullanga!
¡Ya, fuera esta algarabía!
Marisela, intentaba que se acabara ese jolgorio. Pero, aunque lo intentaban, les costaba.
Poco  a poco. Se fueron apaciguando las aguas. Y pronto recuperaron su serenidad.
- ¡YA! ¡YA! – Insistía cada vez, con mayor intensidad.
A los pocos minutos. Y como por arte de magia. Cesó la algarabía.
Y se restableció nuevamente la paz y la armonía.
- Aprovechando que está llegando mi Alcides, me gustaría que él mismo, nos narrara un episodio, que seguramente, muy pocos de ustedes no conocen. ¿Les gustaría escucharlo?
- ¿Sobre Gersy? – Preguntó Adriana.
- …Tiene que ver con ella. Pero lógicamente se trata de otra de las correrías de su ilustre maridito.
¿Te recuerdas, amor? – Le preguntó muy solicita a su esposo.
- ¿Cuál…La última de sus “Aventurillas”?
- Sí, mi amor. Cuéntale, lo que me contaste hace poco…
Alcides, observó detenidamente a su esposa Marisela. Y ésta le sostuvo su mirada y lo invitó con gestos para que arrancara con su relato.
- ¡Hola a todos! No había tenido tiempo de saludarlos. – Arrancó, una vez que su esposa le dio el derecho de palabras.
Y de inmediato, le contestaron su saludo de bienvenida, y se colocaron en posición de escucha atenta, al relato en cuestión.
- ¡Arranco entonces! ¿Se recuerdan, lo que pasó en la última vez, en la clínica?
- ¿Hace poco? – Le preguntó Adriana, tratando de recordar.
- Sí. ¿Quién de ustedes se recuerdan de la chica, que estaba sentada en la sala de espera?
- ¡Ah, sí! Yo me recuerdo…Qué se la llevó… - Precisó Miguel, al recordarse de aquella escena.
- ¡Exacto! El mismo Román, me llamó a mi celular y me invitó a tomarnos un refresco y para echarme el cuento.



....Continuará....

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