"Letargo" Mi relato semanal...






“Letargo
Viernes; 11 – 07- 14.-
¡Hola a todos! Este es mi relato de esta semana, el cual se los presentaré a partir del viernes, sábado y finalizando el domingo.
Y recuerden; si es de su agrado no olviden indicármelo.
¡Saludos a cada uno de ustedes!

- Recuerdo muy bien…Tal como si me hubiese ocurrido hace pocas horas.
Y no se me olvida…
Estaba llegando a mi casa. Y en esta ocasión –en verdad- estoy algo confuso; lo reconozco.
Es mas casi estoy seguro de que fue en horas de la tarde.
¡Si creo que fue así!
El caso es que llegué y en verdad, no encontré a nadie de los míos.
Toqué y en vista de que nadie me respondía, saqué mi llave –que no lo tengo muy claro, pero aún las conservaba en alguno de mis bolsillos- pues bien, con el mayor de los cuidados, la introduje, le di vuelta y de esta forma es que logré entrar.
Encontré todo cambiado. Fui al cuarto de mis bebes y en efecto, no estaban. Me llamó la atención el desorden, pero en fin, procedí a acomodar sus sabanitas y a recoger ropa de ellos que estaban dispersas por todas partes.
Aproveché y barrí y traté de acomodar lo mejor que pude –recuerdo que tenía mucho tiempo que no estaba allí y esto me confundió, pero…- me cercioré de que ya todo estaba en orden.
Una vez finiquitado esto, procedí con el cuarto en donde solía dormir con mi esposa –estaba algo que no parecía estar en su sitio- no supe precisar bien, pero igual traté de acomodar lo mejor que pude.
Fui a la cocina –vacio total- abrí la nevera y ni siquiera agua encontré.
Me fijé en el congelador…Y ¡nada!
No supe precisar nada bien, aunque en mis remembranzas comencé a verificar si en verdad había algo de comida… ¡Pero nada! –puras telarañas pululaban por doquier- y esto me produjo mucha angustia.
- No puede ser- me dije, ya que esto me causaba mucho desequilibrio- y así con todas mis tristezas
-Se me salieron lágrimas de mis ojos.
Me sentí muy mal.
Porque ¿Cómo sería que la estarían pasando mis hijos? ¿Qué estarían comiendo…?
Si yo soy su padre. ¡No puede ser esto así!
Me resisto a creerlo y menos aún a asimilar esto.
Pero la evidencia tumba todas mis sospechas…
La están pasando muy, pero muy mal.
En mi ensoñación, comencé a revisar y encontré que mi esposa no había pagado varios meses los giros de mi casa.
- ¡No puede ser, tan grande es mi falla! –Me reproché muy entristecido.
- ¿Por qué he fallado tanto así? – No me pude perdonar esta clase de falla.
- ¿Qué clase de padre puedo ser…?
Les he fallado a cada uno de mis críos.
Y le he fallado a mi esposa. ¡Es inadmisible, pero es así!
Con todo mi pesar, recogí el estado de cuenta y a toda velocidad, me dirigí al banco.
No me queda claro todo lo que hice. Ni el cómo.
Pero lo cierto, es que ya estaba satisfecho:
¡Todo lo pagué!
No quedó nada en el renglón de: Deuda.
Ya cancelado todo. Me dieron la propiedad de la casa.
¡Suspiré de agrado! –Pero me seguía castigando por esta inexcusable pelón de parte mía- no puedo ser condescendiente conmigo mismo.
Pero a lo hecho: Pecho.
Analicé con detenimiento cada paso dado. Ansiaba estar seguro de todo.
No me perdonaría una nueva falla.
En mis elucubraciones  me vi, nuevamente en la casa…Pero ya va, me estoy precipitando.
A ver…Tengo que ser minucioso. ¡Claro!
Al salir de la zona bancaria, recordé que n





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