"Conversaciones...."


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Conversaciones con don Carmelo


Los gringos y los alemanes, pretendían el “mene” –oro negro- y por supuesto que por desconocimiento, los que mandaban en Venezuela –ignorantes al fin- jamás aquilataron lo valioso que podía ser.
El presidente desconfió de los que mandaban en el mundo…Pero Gómez…
Cuando se enfermó el hombre, en ese país atrasado y pobre, por supuesto que no tenía la forma ni los conocimientos como para tratar su grave enfermedad.
¡…El momento propicio para que se colaran las empresas petroleras…!
Y lo que no pudieron conseguir con Castro…
Lo podían con Gómez.
El caso es que no mas se perdió en la lontananza el barquito que trasladaba al enfermo…
Los poderes terrenales comenzaron a soplarle las orejas.
¡Cómo será que tenían “controlado” los pasos del hombre, que ya ellos sabían al instante todo!
Quince días después…. ¡El zarpazo!
Un buque de guerra de los gringos “arribó” en tierras criollas y bajaron ¡centenares y centenares de militares!
¿…Y para qué? – Se me quedó mirando de frente y de una forma tan pavorosamente ardiente que se me antojó que sus pupilas se juntaban y separaban de cólera.
Me quedé impávido, en verdad no supe responderle su acertada pregunta –debo confesar mi ignorancia histórica- tan solo de mis labios salió…un pequeño suspiro y solo acerté a devolverle su pregunta –esperando que no saliera con otro de sus ataques de cólera- y…
- ¿Para qué? – Y se produjo lo que me temía.
No me dejó terminar de hacer mi pregunta…
- ¿Y para qué mas? ¡Para darle su aprobación muy democrática!
¡Apoyaron la sucesión del nuevo presidente el general Juan Vicente Gómez!
¿Y sabes lo que dijo Castro al enterarse…?
- …No… ¿Y cómo puedo saberlo…?
- Por eso te lo he dicho una y mil veces… - Me dijo con la mayor suavidad posible mientras sus lentes “bailaban” en su ojos –era visible su enojo- y me quedé como tratando de pasar desapercibido ante tanta ignorancia de mí parte.
- ¡Trata de leer! De mantenerte informado. Compra el periódico todos los días. – Se sacó de sus sobacos unas hojas que por el sudor y lo ajado en que encontraba-  que me hizo saber que era la edición de ese día.
- Te estaba diciendo:
¿Sabes lo que dijo el destronado al enterarse…?
- ¿Y qué le dijo ese “bendito ser”?
- ¡A ese carajo lo tumbo en quince días!
- ¿Eso dijo?
- …Y eso era lo que se temía. Hasta el propio “compadrito” le decía a los que lo apoyaban que si su compadre entraba en tierras venezolanas… ¡Lo sacaría del poder de inmediato!
Lo cual demostraba que le temía. Y con justa razón.
Y por eso fue que recibió todo el respaldo –en su momento- de los gringos.
Y le fue negado el que se pudiese acercar a ninguno de los países del Caribe.
Uno a uno, le fueron cerrando todos los caminos. Y el pobre no logró “saltar” ese impedimento.
- ¿Y entonces?

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