"Conversaciones..." Martes 15


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Conversaciones con don Carmelo

¿No?
¡Tantas y tantas trampas que le puso el desgraciado! Pero el muy taimado, se las pasaba toditas. Tenía una red de informantes.
Hasta las mismas mujeres que le servían al gobernante, le informaban.
Cómo será que hasta la misma misia Juana  –que era su mujer- le informaba del “mal genio” de su propio marido…Ya va…
Que no me suena misia Juanita, creo que me equivoqué; ¡es Jacinta” Misia Jacinta, esta si que me suena!
Pero en todo caso, a espaldas le seguía informando al ¡ya famoso compadre!
La verdad es que nadie sabe ¡para quién trabaja!
¿…Te imaginas esto…?
La propia señora Castro le pasaba información confidencial a quién sería después:
¡Su peor enemigo!
- ¿Cómo así…? – Le pregunté profundamente extrañado puesto que siempre he creído que la esposa es la que siempre está en defensa de su propio marido…Ya que es su propia familia…
El Padre de sus propios hijos.
No me quedaba claro esto.
¡Pero bueno la historia es la historia!
Don Carmelo me miró de reojo y luego fijó su dura mirada sobre mi humanidad, no decía nada, tan solo me chequeaba.
Al cabo de unos minutos de su estudio sobre mí…Arrancó de esta forma…
- Bueno en honor a la verdad; debo volver un poco mas atrás.
Cipriano Castro al igual que su compadre Juan Vicente Gómez, eran andinos.
Hacendados ambos.  Extensiones inmensas de tierras, eran de su exclusiva propiedad.
Y eran muy prósperos, al parecer el cabito era superior. ¡Muy verraco!
…Eran depredadores y su voluntad era cumplida al ¡pié de la regla!
De poder financiero. Ninguno era un “pelao” y tenían sus poderes…
Si los extrapolamos a la actualidad ¡“serían multimillonarios”!
Dueños y señores feudales.
¿Te imaginas todo el poder que acumularon en sus tiempos?
Fueron recios en el ejercicio del poder.
¡Se cumplía “su voluntad”!
Pero “El cabito” era mucho mas fuerte y poderoso, de hecho Gómez le temía y nunca se le ocurrió contrariarlo.
–Por lo menos siempre fue su superior jerárquico-
Y no por azar del destino, era y lo fue su: Jefe.
Además Castro era muy incisivo y ya te conté que siempre desconfió de su compadre…
Y le puso innumerables “conchitas” para ver si caía, pero el muy zorro no pisó ¡ni una sola!
Al parecer –y eso es mí teoría- los poderosos quisieron encajonarlo, pero el hombre –me estoy refiriendo a Castro, el presidente- nunca se dejó controlar por los poderosos, por los banqueros… ¡los que siempre se salen con las suyas!






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