“Conversaciones con don Carmelo”


- ¡Tuve como un mes convaleciente!
(¿Puedes creer esto…?)
¿Qué salvaje era ese enano?
(…Y de verdad ¡que no lo parecía…!)
¿Y quién se lo iba a creer?
(Es que se veía… ¡Tan enano e insignificante…?)
¡Yo! (¡Siempre metiendo la pata…!)
¡Tan avispao que era!
(…No. De verdad que era así, pero no se que me pasó en el camino…)
Yo nunca he sido loco. ¡Jamás!
Y antes de buscar pleito me aseguraba de que era ¡yo el que ganaría!
(¡Ni que fuera pendejo!)
Pero que va en esa ocasión... ¡Fallé en mis cálculos!
…Y bien caro que lo pagué…Me dejó todo amoratado…
(¡Qué de coñiza me dio ese desgraciado!)
¡Me dio con todo lo que tenía! Me rompió hasta ¡mi orgullo!
No me quedó un solo hueso sano. ¡Qué duro me dio!
¡…Pero Santo Remedio!
Ji, ji, ji, ji, ji…
¡Se acabó el Carmelito peleón!
(…Y desde ese entonces, me he transformado en el tipo mas pacifico e inofensivo que haya existido en este mundo.
De verdad.)
Ji, ji, ji, ji…
Su panza comenzaba a retumbar, para arriba, para abajo y él se la contenía con sus dos manos, en su temor subyacente de que se le fuera a escapar de sitio.
Sus lentes volvieron a vibrarle y nuevamente le volvió su ataque.
Y otra vez a contemplar todo lo ya visto.
En esta ocasión, ya estaba prevenido.
Así que sencillamente me preparé a todo este itinerario.
Al rato, ya una vez mas calmado, se enjugó nuevamente su rostro y me dijo…
- ¡Ah la vida! ¿Y qué sería de nosotros sin esos recuerdos?
¡Yo si que he disfrutado de esta vida! 
…Y si me tocaría irme ya mismo…Me preguntaría: ¿…Qué me ha faltado por hacer…?
¡De todo! ¿Qué cosa no he hecho en esta vida…?
– Me preguntó  como si yo fuese un experto de su propia vida.
Lo que me salió fue –Una vez que encogí mis hombros, me recordé lo que el otro anciano me dijo: “¿Quién un viejo que es una “mariquita”? – Y se me salió preguntarle…. 
- …Bueno su amigo dijo que usted era “un viejo mariquita”
- ¡Eso nunca he sido! ¡Jamás nadie ha entrado por allí! ¡Qué va!
(…Mas viene sale… ¡Y bastante!)
Nunca lo he sido y tampoco lo seré a ¡estos años que tengo!
…Por allí mas bien ha salido…
¡Pero nunca nada ha entrado!
En esta ocasión me provocó risa, no tanto por lo hablado, sino por los gestos de profunda seriedad.
Por lo visto, esto nunca ha entrado en su consideración y casi al instante me agregó…
- ¡Pero me siguen las preocupaciones…! – Ni me di cuenta pero en un santiamén cambió radicalmente de la alegría extrema a la intensa preocupación, asombrado le pregunté…
- ¿Cuáles?
- ¡Eso…! – Miré hacía donde empujaba con sus manos, en la creencia de que era algo…Físico…
- ¿Qué?
- Como están matando a esos pobres muchachos.
¡Es indignante!
¡Es que me yergue la sangre! ¡Mira, mira como me pongo…! – Ya su rostro me mostraba a una persona indignada.
Guardé silencio ya que perdí la pista y no supe qué era lo que mas lo indignaba y fui recordando lo que recién unos minutos me estaba narrando.
- ¿Y qué le molesta mas?
- ¡Lo inhumano que son esos bichos!
Y me pregunto y ahora te lo pregunto a vos…
¿Serán humanos esos cristianos…?
Porque en ninguna especie animal se han dado a tarea de un “exterminio” como tal.
¡Porque es así!  Y me da mucha indignación. Es mas me molesta sobremanera todo esto que está aconteciendo.
Hasta me hace recordar en mis días cuando existía en Venezuela la mal llamada “Seguridad Nacional”
…Esa fue una fase en que todos nosotros vivíamos con el terror por todas partes. En aquellos días, los policías de ese entonces eran como los que son estos ahora… ¡Sanguinarios!
Y salían como los hacen estos de hoy en día: ¡Con sed de matar, mutilar, de masacrar!
- …Si se están contando cosas…
- ¿No supiste lo último?
- ¿Lo último…No, qué sería…?
- ¡Lee la prensa! ¡Mira, mira! – Y me sacó un periodiquito todo arrugado y desteñido que mantenía en uno de sus sobacos…
- ¡Y no te vas a creer que porque lo estás viendo todo arrugadito y deteriorado es por lo viejo!
¡No señor!
Es de hoy mismo y lo estaba leyendo… ¡Pero es que me da mucha cólera!
¿No te gusta leer?
- Bueno si…Pero…
- ¡Chico no hay “pero” que valga! ¡Uno siempre tiene que estar muy bien informado!
¿Y por dónde mas? ¡La Prensa!
¡Hay que leer la prensa todos los días, para estar uno muy bien informado!
Ve…Yo prefiero dejar de comer… ¡Antes que dejar de leer! – Me sentí incómodo, ya que en lo personal claro que leo…
Pero no me gusta leer los periódicos locales, porque me parece que tan solamente te informan de lo de acá.
Yo prefiero leer los nacionales o meterme a la Internet o por la radio, que aunque a pesar de tanta censura…Por lo menos “entre líneas” yo me voy enterando.
Pero preferí no entrar en “dime que te diré” con él.
(Y  me quedé como “muchacho regañao” por su padre.)
Así que me quedé esperándolo mientras él buscaba con nerviosismo la información que sustentaba su tesis.









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