“¿Estoy solo…”?

- …No lo entiendo. Estoy todo confuso.
He partido solo. No veo a nadie mas conmigo. Estoy seguro de esto.
Es mas, con nadie he hablado de mi “viaje” por estos lados.
Pensando esto y que nadie se oponga o me presente alguna objeción.
(Y siempre previniendo, adelantándome a los hechos.)
Estoy consciente de que es peligroso viajar a estas horas y por estos senderos de Dios, (Y ellos me lo advirtieron) pero tengo mis razones.
(Y si les hubiese dicho que iba a viajar; con toda seguridad lo objetarían y hasta tratarían de hacerme cambiar mis planes…y eso no me gusta para nada.)
Pero con lo que no conté para nada fue con todo esto… 
¡Y salió de mi control!
¿Y ahora qué debo hacer?
¡Este perol que nunca me falla; hoy y a esta hora de la noche…!
¡Me ha dejado botado!
(¿Qué se supone que deba hacer…? ) – Pensaba que era de muy mal agüero el quedar accidentado precisamente por  “esa zona”.
¿Y por qué precisamente por aquí…? -
Él venía rodando en su carro.
De modelo reciente y apenas tenía menos de seis meses de uso.
En perfecto estado. (Eso pensaba él)
En verdad nunca le ha fallado, hasta ahora;  pero andando a esa hora de la noche…
(¡Se apagó en viaje! ¡Si, se apagó!
Así de sencillo. 
Me cuesta creerlo, pero igual: ¡Está sin energía! 
¡En cero absoluto!
Y por mas que lo he intentado.
Nada que logro resolver.)
- …No entiendo. Esta vaina es de  modelo muy reciente.
- ¿Qué le habrá pasado? ¡Es nuevo! 
…No entiendo esta tecnología…es muy nueva. No soy mecánico.
Esta muerto. - Se tuvo que bajar, ya que le daba al suiche y ni pío hacía.
No quería bajarse, ya que era en horas nocturnas, rayando ya la media noche.
Temía mucho, quizás demasiado.
Y era raro, ya que se auto-proclama como: Muy valiente.
Y  estaba muy oscuro.
Y a pesar de contar con buena visión. Poco veía.
La noche le pareció muy fría. (Demasiado.)
Y todo ese sector se veía muy desértico.
El único sonido: El viento pasar.
…Y ese silencio…Que espanta…
Ni los animales nocturnos; las ranas, los pajaritos, los grillos…
Estaban callados o no existían acá.
- …Por aquí matan a uno…Y se enterarán a los días y por el hedor… - Se dijo con mucho pesimismo.
Y durante todo el rato que tenía de estar allí… ¡Ni una sola alma!
- ¿Qué podré hacer ahora…?  …Falta poco para la media noche…- Susurraba lo mas bajo posible, ya que  temía
ser escuchado.  
El viento soplaba, produciendo sonidos muy parecidos a…Silbidos o a sonidos muy perdidos en el espacio, pero el eco que producía le retumbaba en sus tímpanos.
Su piel se le erizó. Ansiaba salir de allí lo mas pronto posible.
¡FFiuuuuuuuu…ffiuuuuuuuu!  - Creyó que lo estaban silbando.
Pero no pudo divisar a nadie.
- ¿Será “La llorona”?
¿Será el “Muerto sin cabeza”?
¿O…El “Anima Sola”?
(No mejora nada el enfermo)
¡Caspita! Debo irme rápidamente…
El trecho por donde circulaba tenía muy mala fama, así que sabiéndolo como lo sabía, le temía.
Se quedó al lado de su vehículo, se envalentonó y corrió a abrir la capota.
Temiendo que de repente el borne positivo de su batería, se haya aflojado impidiendo con esto que circulara la energía y debido a esta falla, se le haya apagado.
(Eso lo creía en ese momento.)  
Se cercioró
- Esto está mas oscuro de lo que pensaba.- Pensó en iluminarse con el bombillo de la capota…
Pero tuvo mucho terror; puesto que sabía que la iluminación atraería… (¡Uy!)
Quizás, lo que nunca le gustaría tener cerca…
Optó por alumbrarse con una pequeña linterna de mano.
¡Fiuuuuuu fiuuuuuuuu! 
¡Uuuuuuuuu! Uuuuuuuu!
Esos sonidos le sonaban que iban dirigidos a su persona. 
(No le cabía duda alguna…)
Quiso correr, huir a toda carrera; pero no se atrevía a dejar su carro allí…Solito.
- La Luna ni me quiere iluminar el camino... Tenía miedo hasta de su propia sombra.
En vista de que no pudo encenderlo, bajó lentamente la capota.
La cerró sin tratar de producir ruido alguno. No quería alborotar a los espíritus reinantes en esa zona.
- Ojala no me hayan detectado… - Se refería a los dueños de esa noche.
Una vez hecho, se volvió a mirar todo su entorno. Se le antojaba demasiado frío.
Se decidió y se metió en su carro, siempre sin hacer ruido.
Lo mas parco que fuese posible.
Se sentó en silencio.
No quería ni respirar.
Ese silencio le parecía sepulcral.
Nada escuchaba, todo silencioso…
A los pocos segundos…
¡Escuchó un tremendo ruido! ¡CRASH!
Un golpe fuerte y seco.
- ¡Me llegaron! – Gritó sobresaltado. Molesto se bajó hecho una furia, en su creencia de que algún chofer atolondrado le había desbaratado su reciente adquisición.
Estaba segurísimo que le habían chocado por detrás…
¡Pero no había nada!
¡Revisó su carro por los cuatro costados…Nada!
Todo estaba normal.
¿Normal?
¡No, él fue testigo de semejante choque! Es mas, del mismo impacto, su cuerpo se golpeó con el tablero de su vehículo y hasta se golpeó su propia cara.
¡No podía creerlo!  …Inaudito…
¡Fiuuuuuuuuuu….fiuuuuuuuuuu! – Vientos huracanados se desataron. De improviso.
Se tuvo que apoyar en  su latonería pues pensó que de seguir así, seguramente sería presa de esa fuerza descomunal generada por la naturaleza
De inmediato cesó el huracán.
Quedó asombrado, se irguió sobre sus dos piernas…
- ¡Uuuuuuuuuuu! ¡Uuuuuuuuuuu! – La fuerza de ese búho lo eclipsó. ..Pero… ¿Sería realmente…ese enigmático y misterioso “alado”? 
(En verdad; tenía sus dudas… ¡Y muchas! – Debe estar cerca. – 
Se dijo, miró a todas partes y no percibió…)
Todo estaba en calma… (En apariencias.)
- ¡Fiuuuuuuuuuu! ¡Fiuuuuuuuuuu!
- ¡Cónchale me están silbando!
¡Y es a mí a quién están buscando! -  Su voz se le quebró.
- ¿…A quién estarán buscando…?
Sus rodillas temblaban, su estomago le produjo muchos espasmos muy dolorosos.
- ¿Y por qué a mí? …Habiendo tantos…Me escogen es a mí… – Miraba a todos los sitios
- ¿En dónde me meto? Me queda demasiado  para llegar.
Y esto ni siquiera hace “pío” – (Se refería a su carro.)  A lo lejos observaba luces. Oscilantes.
Pensó que tendría que ir hacía allá en busca de alguna ayuda.
Una grúa.
Un mecánico.
Alguien tendría que resolverlo. Pero lo mas angustiante…
Era salir de allí.
Los nervios le estaban jugando una mala jugarreta.
Su  quijada tiritaba. Su piel…
Brotada. ¡De gallina!
Era preciso salir cuanto antes de allí.
- ¡Rápido! - Y se dijo siempre en susurro…
- Dicen que por aquí salen: ¡Espantos! Muertos sin cabeza. 
Llenos de sangre.
Pero no creo en esos cuentos.
¡No creo en eso!
Soy un Hombre. No me asusto tan fácilmente (…Hasta ahora…)
Y de repente lo decidió:
- ¡Voy atravesar todo ese solar! -  Se veía todo enmarañado. 
(El monte)
Pero allá a lo lejos…Se veían unos farolitos…Encendidos.
Y diciendo y haciéndolo.
Se enfiló hacía allá, pero primero se aseguró de su pertenencia muy apreciada por él.
Aseguró sus puertas.
Le pasó la cerradura. 
Y activó la alarma…
- ¡Pero si no tiene energía! – Se dijo a sí mismo.
- ¡No importa! Primero la seguridad. – Y se fue.
Chequeó ambos lados de la carretera, antes de atravesarla, y se dijo…
- ¿Y para qué miro? ¡No hay nadie!
Aún así creyó prudente hacerlo
- …Puede venir un loco de la carretera por ahí…
Y sin las luces encendidas
Accionó su linterna, ya ni le quería funcionar. - …Son las baterías…Están en cero… - La luz que emitía era muy tenue…Amarillenta. 
Casi ni podía ver.
La golpeó con sus manos.
Se la estrellaba una y otra vez. Nada. Intentó prenderla nuevamente…Tampoco. La estuvo maniobrando y su resultado fue…Negativo.
Y lo peor…Ya ni quería encenderse.
Con cólera la tiró al suelo.
No oyó el golpe.
Y esto le llamó su atención.
Se tiró a la tierra y tanteando y tanteando…No pudo conseguirla.
- Esto parece brujería. Si la lancé aquí mismo. – Buscó.  Hurgó.
Ni huella. Sencillamente ya no la pudo localizar.
Su sentido del tacto, le indicaba que una multitud venía…
La tierra la sentía moverse…
Le pareció como un: ¡temblor!
Su sentido del oído, le percibió que era algo así como una multitud…
Su imaginación le visualizaba una estampida…Todo su mundo conocido…
¡Se estaba estremeciendo ante él!
¡Pero sus ojos solo veían…Oscuridad! ¡Sus oídos percibían tan solo viento…!
- ¡Me están persiguiendo! – Se dijo a sí mismo con mucha seguridad.
Corrió a su derecha, a su izquierda…hacía adelante…ya estaba exhausto.
Pero no había nadie detrás suyo, ni a ninguno de sus lados.
Una corriente nerviosa le sacudió su espalda y le recorrió por su brazo izquierdo.
No supo precisar en donde habrá terminado.
Pero con seguridad: No era nada bueno.
En su carrerita, logró salvar la distancia. 
Fijó  muy bien su mirada al suelo.
Temiendo encontrarse con algún rastrero…Una culebra.
Pero por mas que lo intentó…Nada vio.
Sin embargo presintió que era preciso mantenerse en movimiento.
El quedarse parado, podía ser objeto de algún ataque…
Estaba demasiado expuesto. (Preciso es andar: ¡Mosca, pila!)
Físicamente no divisaba nada, a excepción del movimiento ondulatorio de la vegetación.
Comenzó a caminar a ciegas. Tanteando.
- ¡Me tocaron! – Seguro estaba de esto.
Se agachó, en su creencia que por su altura, pronto lo divisarían.
Pero no logro comprender…Todo seguía igual. El viento oscilante.
La arboleda y esa tremenda oscurana.
- Siento y presiento, que solo: ¡no estoy! – Todos sus sentidos estaban expandidos. Expectante  y vigilante.
- …Estoy oyendo ruidos extraños…
¿Qué será…?
¿Serán pisadas tras de mí?
¿…Y si no son “pisadas”, que serán?
Pero… ¿Quién me estará siguiendo a estas horas?  …Y a mí…
Estará: “Vivo” o ¿será un “muerto”?
(Porque si es un muerto…
¿Adónde me podré refugiar?
¿Por qué me bajé de mi coche?)
Una voz interna le anunciaba de un peligro inminente. 
Y ya estaba mas que consciente de esto…Pero…
- ¡No creo en esas cosas! – Se dijo mas para sacar fuerzas en donde ya no las veía. (Pero la fuerza de las evidencias…)
Pero estaba lleno de dudas…
- ¿Pero y si es cierto?  …Puede ser. – Ya no era lo mismo. 
Y el sentirse así, al frente de tan nefasto momento.
- Conrado y Javier, me aseguran que si. Que es cierto y que existen. Para ellos…Aquí existen.
- ¡Qué voy a estar creyendo en esos “fetichistas”! 
¡Ignorantes y estúpidos!
“Esos” le tienen miedo hasta a su misma sombra. 
Son unos miedosos.
…Pero lo que estoy oyendo…es real.
No es ficticio.
¿Será que me estoy engañando yo mismo?  …Y mis sentidos…
¿Me estarán haciendo una mala jugada?
¿Y si lo es? Puede que estos carajos me hallan “embrujado” con sus relatos ilógicos.
¡Pinga! Ese ruido lo acabo de sentir, demasiado cerca.
¡Estoy muy seguro de esto!
¿Quién será? ¿Serán estos dos?
Pero son demasiado…reales…No.
No puede ser.
Oigo una respiración como si fuera de una…b e s t i a…  
¿Bestia? ¿Y si me agarra?
¿Qué me hará? No creo que nada bueno.
¿Será de dos o de cuatro patas?
¿…Y si es un alado…O un rastrero…? ¿Será mas grande que yo?
Se me están crispando los pelos…
Y no puedo controlar estos espasmos…
Parece que se me está acercando…demasiado.
¿Apuro mis pasos…? ¡Cuánto anhelo salir “volando” de este infierno!
La maleza está crecida. Me puede salir…una culebra. O un lobo. Animal rapaz.
…Mejor me detengo.
No.
¿Doblo a la izquierda?
¿Será mejor a la derecha?
No está pasando nada.
¡Soy católico y no creo en “apariciones”!
Tampoco en “muertos que caminan”
Ni en ánimas. Ni en fantasmas.
¡Uy! Mejor es que me ponga a pensar en cosas bonitas.
¿Cómo qué? Nada bueno se me ocurre…
Solo de espantos está llena mi mente y mi corazón está desbocado.
…Pero puede ser: un lobo.
Un tigre. Un león.
¿Qué será mejor para mí; encontrarme a un lobo que un león? 
¿O un tigre antes que un león?  
Presiento que cualquiera me puede destrozar.
También puede ser…
Puede ser. Pero siento su “presencia”
Y es muy fuerte.
¿Me podrá dominar?
Porque si es mas fuerte que yo y utiliza el factor sorpresa…
Realmente me tiene “asustado”
Y no lo puedo evitar.
¿Qué pasará si me vuelvo…A mirar?
A lo mejor no es nada.
¿Pero y si lo es?
…No. Mejor que no.
Mi piel se me ha puesto como de “gallina”
Me está temblando mi pierna  derecha.
Al parecer se me está “contagiando” la izquierda. ¿También?
¿Qué hago? ¿Qué hago?
Recórcholis. Caspita.
¿Me matará?
…Mejor me hago el desentendido.
A lo mejor se asusta y se va…
No está asustado. No.
No lo está, pero yo si…
Y me preocupo grandemente…
Y aquí voy, que ni siquiera me he atrevido a hablar, ni siquiera en susurrar.
Tan solo lo hago con mis pensamientos. 
Pero temo que pueda ser intervenido.
¿Pero por qué?
Tengo mas que entendido que jamás nadie ha podido,  ni podrá invadir esta mi privacidad.
Pero; puede ser. En este mismo momento, mis dudas me dominan.
Aunque he oído decir que hay seres que: “leen la mente” hasta de cualquiera.
…Quiera Dios que no sea mi caso.
Tampoco me atrevo a volver mi cabeza. Tengo mucho temor.
Creo que nadie lo puede hacer.
Pero… ¿Y si es así…?
El temor me invade.
No puedo disimularlo.
(Y por mas que lo intento, es superior ¡a mis propias fuerzas!)
Javier se había aventurado a atravesar aquel solar.
Pero nunca se imaginó que fuese tan grande.
Y según sus propias investigaciones, no era tan largo.
Y es que de día, no parece igual que de noche.
Su premura lo había obligado a hacerlo. Siendo ya casi la media noche.
Y por el camino normal, o sea por la carretera era unas diez veces mas largo.  
Y si su carro estuviese en perfectas condiciones, ya hace bastante que hubiera llegado a su destino…
Pero no, se le ocurrió la nefasta idea de haberse metido por esta bendita zona endiablada y embrujada.
Conrado le dijo, que no había problema.
Que podía atravesarlo sin demora y que seguramente en una media hora, lo atravesaría.
Pero en su cuenta, ya llevaba mucho mas. 
(Y ahora por andar creyendo…
Estaba en tremenda encrucijada.)
Se quedó quieto, creyendo que mientras se estuviera moviendo…
¡Lo atacarían mas rápidamente!
Y en esa posición…Casi al instante.
Lo presenció: Vio pasar a un ser descomunal.
Medía mas de cinco metros de largo. Presumía que seguramente pesaría…
¡Varias toneladas!
(A su paso…La tierra temblaba…Y él también…)
Y era tan alto, que no le pudo visualizar su cabeza. 
(Tampoco se interesó mucho…)
No estaba muy seguro si era un hombre o… 
(Era prudente: ¡Ignorancia total!)
Pasó a escasos dos metros.
(Aunque sintió que lo rozaba…)
Hasta sintió su cercanía.
(¡Uy! ¡Qué terror!)
Se llenó de escalofrío.
Sintió su vaho demasiado cerca.
Su respiración lo sofocó.
Su mimetismo le llenó de terror.
- ¡Mi carro!  - Pensó en el momento preciso que sentía la hundida de cada paso que daba esa mole.
Temió que seguramente caería al ceder la tierra.
Creyó ver la profundidad, oscura e imprecisa.
Terror lo invadió.
No quiso terminar su existencia tapiado entre tanta tierra.
Corrió espantado.
No supo precisar la dirección.
Estaba ya muy aterrado.
Corrió en círculos, sin percatarse de esto. Un golpe fuerte le dieron en su frente, no lo vio venir pero sus efectos fueron demoledores.
Cayó inconciente.
Quedó en una sola pieza, en la yerma tierra. Pronto las hormigas lo cubrieron…


Apenas se divisaban los primeros rayos solares, fue avistado por unos campesinos quienes por allí transitaban a diario.
Lo vieron y corrieron en su auxilio.
- ¿Qué le pasó al amigo? – Le preguntaron al apenas lograr despertarlo.
Y este apenas al abrir sus ojos, exclamó: ¡Mi carro! – Los oriundos sin entender nada, le señalaron el objeto de su exclamación.
- Ese es: ¿Suyo?
- ¡Sí! ¿No me le hicieron nada?
- No que nosotros sepamos.
¿Y por qué durmió tirado en la tierra?
¿Está loco?
¿No lo picaron las hormigas o los alacranes? Solo a un loco se le ocurre dormir tirado allí…entre el lodo y el fango.
- Pudo haber dormido en su carro. – Le dijo el otro trabajador del campo.
- ¿Y el gigante? – Les preguntó de inmediato.
Los hombres rudos lo observaron, su mirada estaba perdida y señalaba a diferentes partes, no entendían nada de lo que este joven balbuceaba.
- Caminaba por aquí y por aquí…Medía mas de cinco metros…La tierra temblaba a su paso… - Los campesinos lo miraban y se miraban entre sí.
- …De remate punto com… (Dijo mientras se persignaba, mirándolo sin comprender nada de lo que este hablaba.)
Uno de ellos hizo la seña de locura.
El joven entendió que ninguno le percibió cuerdo. Y no le importó.
Detalló la tierra para poder demostrarle por medio de las huellas, que él no estaba loco.
Pero nada.
Iba de un lado a otro, pero todo estaba sin novedad.
Todo el paisaje estaba incólume.
Nada lo había alterado.
No entendió nada.
¿Habría sido su propia imaginación?
¡Pues no, él seguía segurísimo de que todo lo que le había pasado fue cierto! Pero estos brutos, lo estaban mirando como si estuviese loco.
(¡Estos desgraciados como que lo que quieren es…Joderme. 
Y hasta se quieran quedar con mis cositas…) Sospechó.
De repente se recordó de su carro…
- ¡Mi carro! – Gritó como un loco.
- ¡Allí está! Nosotros ni siquiera lo hemos tocado. – Exclamó uno de ellos, salvando su reputación.
Él observaba su posesión y sin decirles nada, se levantó y se dirigió a su nave, la revisó.
(…Seguramente que me drogaron. O me “embrujaron” ¡No lo se!
Pero es mejor salir de este infierno…) – Pensó mientras indagaba milímetro a milímetro en busca de alguna evidencia.
Buscó la magulladura del choque que esa anoche había sufrido, y no consiguió nada.
Todo estaba normal.
- ¿Todo bien? – Seguía incrédulo.
Sacó su llave, la introdujo.
Abrió su puerta y entró.
Por dentro, todo seguía normal, sin cambio alguno.
Al instante introdujo su llave a la ignición y lo encendió.
¡Y prendió al instante!
¡Quedó deslumbrado!
Y casi de forma instantánea…Arrancó.
Sin decir adiós, partió chirriando sus cauchos.
- ¡Estos chamitos de la Gran Ciudad son unos locos desquiciados!
¿Y a quién se le ocurre dormir en el fango y en una noche tan fría, pudiendo dormir en su propio carro?
- ¡Esos están “drogados” compa! ¡Seguro que venía full de droga!
- No digo que “esos” ¿están locos? ¡Deberían mandarlos al manicomio!
- Así es mi compa, ellos nos acusan a nosotros por nuestra ignorancia ¿Y ellos?
- ¡Son unos locos drogados! Y no perdamos mas tiempo, que por culpa de ese  loco desgraciado, que ni siquiera nos agradeció nada, por haberlo sacado del lodo en que estaba durmiendo.
- Si es cierto compa, vamos a llegar tarde a nuestro trabajo.




Maracaibo; miércoles 15 de enero de 2014.
Belbaltodano.-


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