Y me pregunto: ¿Será que adivina mis pensamientos?
¡Imposible: estoy blindado!
…Mejor es que piense en otra cosa…Nunca se sabe…
Mi atención se dirigió hacia el lugar en que se desarrollaron los acontecimientos tan sangrientos.
Descubrí que poco había cambiado…
¡Ah bueno, a excepción de que llegaron docenas y hasta centenas de funcionarios!
Todos se muestran inflexibles.
¡Qué machos son…cuando se saben apoyados!
Y estaba en este menester cuando nuevamente reclamó mi atención hacia él.
Lo miré como asombrado, estaba tan ensimismado viendo el coraje y la resolución con que se desplazaban en esa escena sangrienta y cruda.
- ¿Ves a “ese” el de la chaqueta negra?
- ¿Cuál? – Traté de identificarlo a simple vista, pero es que la mayoría de esos “bichitos” visten casi igual.
Varios portaban esa bendita chaqueta negra. Y su mirada torva.
- …Ese que ahora se está dando la vuelta…el que está reclinado detallando a uno de los cadáveres… ¿Lo ves?  …Se está quitando la gorra…
- ¡Ah, si ya lo vi! – Al descubrir quién era, me decepcioné.
No sabía qué era lo que tenía de especial, así que para disimularlo le pregunté como quien quiere y no quiere…  
- ¿Y qué hay con él?
- ¿Quieres que mire hacia ti? – Yo lo miré asombrado… No entendí esa pregunta…
- ¿Y para qué? – Estaba anonadado…no entendía el ¿para qué?
- …Me divierte… - Respondió medio en broma.
- ¿Y puedes hacerlo…Cómo?
- Obsérvalo con detenimiento… - Yo estaba abobado y le hice caso.  Lo busqué con la mirada…
Puse toda mi atención en el sujeto.
Y de repente, se volvió con furia.
Al parecer alguien me delató, puesto que comenzó a buscarme con la mirada y en cuanto me ubicó ordenó con frenesí a sus hombres que me detuvieran.
Y no sé, ni cómo ni cuando, pero me vi rodeado de toda clase de gendarmes.
Con todo tipo de armas, cortas, largas y hasta con ametralladora me amenazaban con toda su intensidad.
…Por lo visto y por sus gestos: ¡Me culpan a mí de todo!
Intenté levantarme y explicarles…
¡Pero no me dejaron!
¡Me asusté!
¡No hallaba la forma de salir de semejante embrollo!
¡Jamás en mi vida había sufrido semejante vejación!
He de confesarlo.
¡Estaba inmovilizado!
El verme rodeado por mas de una docena de tipos, de los mas violentos y desalmados y por lo visto, estaban dispuestos a sacarme hasta las tripas.
Me levantaron con rabia.
¡Parecía un trapo entre ellos!
Me bajaron a toda prisa.
Sin ningún tipo de consideración.
¡Me golpeaban por todas partes!
Y cada golpe me desgarraba mis carnes y mis nervios estaban al máximo, sufrí mucho más por la vejación que por el dolor inflingido.
Me cacharon, hasta mi portafolio me lo quitaron.
Me sometieron en un abrir y cerrar de ojos.
Y cuando pude tener consciencia de mi propio ser…
¡Me tenían tirado  en el suelo…boca abajo!
Entre el barro, el sucio.
Me sentí muy triste e impotente.
¡…Y hasta llegué a pensar…
¿Qué les importa a estos quién soy yo?
¡Yo soy un hombre trabajador!
¡Soy un Padre de familia, que tiene la desgracia de tener que salir todos los días para poder sustentar a mí familia!
¡No soy un forajido!
¡No he robado!
¡No he matado a nadie!
¿Por qué no atacan a los delincuentes, ah?
¿Acaso me ven armado?
¿Por qué abusan de su poder…de su placa?
¡Desgraciados! ¿No ven que soy un trabajador, decente?

¿Qué podía hacer? 

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