"Cachirulo" 

Esto no le gustaba, para nada.
Le sabía como a un principio de insurrección.
- ¿…Y por qué no trajiste comida de allá, Temblao?
- ¡El se la  trajo, jefe! – Lo acusó Er Kike.
- …Bueno, si traje…Pero es que me hace falta más…
- ¡Mira Temblao…Te estoy viendo muy mal! Tú sabes muy bien, que tenemos que vender todo lo que hemos adquirido. ¡Además, no me gusta esta cobradera! – Y ya  rojo de la cólera, sacó su navaja intempestivamente y amenazó con ella al Temblao.
Como por arte de magia, todos se apartaron espantados. Y le hicieron una rueda.
Adentro estaba un agresor rojo de la cólera…Y a pocos pasos, un aterrado hombrecito que temblaba y tiritaba.
Miraba de un lado a otro, como queriendo desaparecer de allí.
El Temblao, se puso lívido y estuvo a punto de caer desmayado. Con gesto, le suplicaba que no lo fuera a cortar.
- …Perdóneme…Mi Comandante en Jefe…Olvide mi ofensa… ¡Perdón!
El Cachirulo  en un rápido movimiento, ya le tenía el filo de la navaja en su cuello. Su súbdito, estaba llorando y suplicándole que le perdonara su vida.
Por instante  todos sus compañeros, lo dieron por muerto.
- ¡No me gusta esta cobradera!
- ¡…Perdóneme mi Comandante en Jefe…No volverá a ocurrir…!
- ¡Ay Temblao, te veo fallecido!
- ¡No perdóneme…No!
- Hermano Jefe…  ¡Perdónele la vida a este miserable! – Le solicitó su hermano: Cachiporras.
Lo miró con los ojos encendidos en sangre, y dirigiéndose al resto, los amenazó:
- ¿Qué es ésta cobradera? ¿Ah? ¿Acaso se están creyendo que los voy a robar?
- ¡No jefecito, jamás he pensado en eso! – Proclamó El Temblao.
- ¡Ok! Te voy a perdonar tu miserable vida… ¡Por hoy! Y se los digo y aclaro a todos ustedes.
¡Conmigo no se me vengan con la cobradera! ¿Quieren real…? ¡Yo no soy un banco! Y bastante me jodo yo con ustedes, para que me vengan con esa mardita pedidera de billete. ¿Billete? ¡No hay! Y no me hagan arrechar, porque si no ¡No les pago un carajo! ¿Estamos?
- …Cómo usted mande, Comandante… - Le suplicaba El Temblao.
Continuaba apretándole el cuello con su navaja. Los demás, temblaban del temor que le tenían. Y al pasar un rato…Lo empujó con toda su fuerza.
- ¡No me jodan más! Mi paciencia es muy corta. ¡Y al próximo…Le saco las tripas! ¿Estamos?
- ¡Perdón! ¡Perdón mi Comandante en Jefe! – Le suplicaba El Temblao.
- Y ahora se me van todos. Y preséntense hoy mismo a las cinco de la tarde. ¡Sin falta! Porque el que falte hoy a su trabajo…No vivirá para contarlo. ¡Yo mismo en persona, lo perseguiré hasta el mismo fin del mundo! ¡Porque de mí, nadie se burla! ¿Estamos?
- ¡Si jefe! – Respondieron casi al unísono.
- ¡Fuera malagradecidos! ¡Malayos!
¿Qué se estarán creyendo que soy yo?
¿Un ladrón…Acaso?
¡A mí, se me respeta! ¡Yo soy todo un COMANDANTE EN JEFE!
¿Más grande que yo…? ¡NADIE!
- …No jefe…No…
- ¡A las cinco de la tarde en punto!
¡En punto!
¡Ah, y tráiganme algo de comer, que esté muy rico! ¡Fuera!
¿Hasta cuándo tendré que seguir aguantando tanta bajeza?
¿Hasta cuándo he de seguir soportando tanta estupidez?
¿No se dan cuenta? ¡Yo soy un Súper Dotado! ¡Un ser único e irrepetible!
¿Por qué estaré rodeado de tanta mediocridad? ¿Tanto lumpen asqueante me rodea?

¿Y por qué a mí se me pegan? ¡Los del barro vayan y se revuelcan en el primer chiquero que consigan! ¡La porquería de nada me sirve a mí! ¡Fuera y tráiganme mucho biyuyo!

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